miércoles, 28 de enero de 2009

Tenamaxtli, "Nuestros Dioses,Nuestra Tierra,Nuestro Pueblo y Nuestro Honor"




TENAMAXTLI


En esta tierra kaxkana tan ligada a la conquista de los pueblos aborígenes por parte de los españoles, se hace obligatorio dar referencia de la batalla del Mixton y del caudillo de la rebelión indígena Francisco Tenamaxtle. Salta la pregunta por qué lo de Francisco, la respuesta es que cuando Tenamaxtle se distinguió como guerrero ya había sido bautizado y pertenecía a la encomienda de Miguel de Ibarra, encomendero de Noçiztlan.
Los españoles llegaron a estas tierras en 1530 y fueron recibidos de paz, así por el señor de Xoçipila, Xiuhtekuhtli, Tenamaxtle de Noçistlan, Petlakatl de Xalpa y por el cacique de el Teul. Los indios vivieron algunos años soportando las vejaciones que les inflingían los españoles. Hasta que este maltrato se hizo insoportable y Xiuhtekuhtli recorrió la tierra para llevar el Tlahtol (la palabra, el discurso), incitando a los indios a la rebelión.

Hubo varios enfrentamientos de españoles e indios Kaxkanes y zakatekos, pues estos últimos se aliaron para arrojar a los extranjeros de estas tierras. En Nayarit también los koras se sublevaron jefaturados por Koringa. Esto pasó en el año de 1541. En Xoçipila resultaron vencedores los Kaxkanes; y lo mismo ocurrió en Noçistlan, tanto que el gobernador de la Nueva Galicia solicitó la intervención de Pedro de Alvarado que regresaba laureado de Guatemala y había sido muy temido por su crueldad entre los Metzikah de Tenoçtitlan. Para esto Guadalajara ya había sido atacada por Tenamaxtle.

Pedro de Alvarado no prestó oídos a los consejos del gobernador de la Nueva Galicia en el sentido de que no era oportuno en esos días atacar a Noçiztlan por ser temporada de lluvias. Alvarado argumentó que cómo era posible que cuatro gatillos hicieran tanto ruido. Se refería a los señores de Xoçipila, Xalpa, Noçistlan y Tlaltenanko, y añadió que con la mitad de la gente que él traía era suficiente para aplacarlos y ponerlos en su lugar. Esta soberbia llevó a Alvarado a encontrarse con la muerte en Noçiztlan, pues murió el 4 de julio de 1541 en Guadalajara. En estos enfrentamientos resaltó la figura de Tenamaxtle como estratega de la guerra. Aunque, apegándose a la verdad, Tenamaxtle no era insaciablemente belicoso, más bien fue conciliador, diplomático. Primero se esforzaba en el intento de arreglar las cosas ajustándose a la razón y a la justicia, apoyándose en el derecho natural, ya que decía estar obligado a defender su tierra, a su familia y a sus vasallos; pero que los españoles ¿qué buscaban en tierras extrañas, y por qué querían despojarlos de sus pertenencias y reducirlos al vasallaje de un señor de allende el mar?

Es aquí donde se aclara la perplejidad de si Francisco Tenamaxtle y Diego el Zacateco eran la misma persona. Hay varias pruebas que confirman que eran dos personajes distintos. Francisco Tenamaxtle conciliador, sosteniendo siempre la razón y la justicia; amante de la paz. Lanzaba el grito de guerra sólo cuando no le quedaba ya alternativa: "Axkan kema, tehuatl nehuatl". Ahora sí, tú o yo. Con este grito de guerra se dieron las batallas contra el virrey Antonio de Mendoza quien formó el ejército más numeroso hasta entonces con los indios aliados, los cuales sumaban más de cincuenta mil entre tlaxcaltecas, mexicanos, purépechas y otros. Tenamaxtle esperó en el peñol de Noçiztlan con sus Kaxkanes y Zakatekos. Por cierto que antes de comenzar la batalla el señor de Xalpa, Petlakatl, se entrevistó con los españoles diciéndoles que él estaba allí porque le tenían temor a Tenamaxtle; pero que no tenía nada contra ellos; que le cubrieran la salida para abandonar el escenario donde se llevaría a cabo el combate. Así lo hicieron, le cubrieron la retaguardia y Petlakatl se alejó rumbo a Xalpa con sus dos mil guerreros, dejando al descubierto la parte que le correspondía defender.

El hambre, la escasez de agua y la desventaja en implementos de guerra y en el número de combatientes, dio el triunfo a Mendoza. Entonces los Kaxkanes de la región de Xoçipila y sus aliados que no se daban por vencidos tan fácilmente, se empeñolaron en el Mixtón con sus mujeres e hijos para presentar la batalla definitiva. A ella acudieron los voluntarios de Jalpa con el permiso de su señor.

De Noçiztlan, Mendoza marchó a Xoçipila donde pernoctó y organizó la estrategia de guerra. Antes de establecer su campamento en las faldas del cerro del Mixton, mandó emisarios solicitando a los indígenas bajaran de paz porque con los españoles venía el caudillo Tenamaxtle en calidad de detenido. Los capitanes de los indios empeñolados pidieron verlo, mandando a su vez una especie de embajada a entrevistarse con Miguel de Ibarra. En efecto, vieron a Tenamaxtle, pero en una maniobra bélica lo arrebataron de las manos de los españoles y Tenamaxtle huyó con ellos cuesta arriba convirtiéndose en capitán general de la rebelión. Mendoza siguió su plan de guerra que había trazado. Dentro de éste estaba desesperar a los indios por falta de alimentos y agua.

Y sucedió algo semejante a lo de Noçiztlan. Los Teultekah antes de ponerse a las órdenes de Tenamaxtle, se apalabraron con los españoles acordando que lanzarían sus flechas al aire para no causarles daño. Los españoles por su parte ofrecieron respetar sus vidas.

Los Teultekah, a la hora de la refriega abandonaron sus trincheras obligando a los demás guerreros hacer lo mismo para acudir en su defensa.

La batalla resultó favorable al ejército del virrey Mendoza. Tenamaxtle huyó por la serranía acompañado de sus allegados y se internó en las sierras de Nayarit. Anduvo alzado nueve años, sosteniendo combates cada vez que se hacía necesario. Porque, si bien la rebelión caxcana puso a temblar a la conquista, la del Mixton fue una batalla decisiva, aunque no todo terminó con ella. Siguió habiendo grupos de indígenas rebeldes llamados chichimecas por los españoles, los cuales se pacificaron hasta en 1590 por la participación del mestizo Miguel Caldera que se propuso apaciguarlos con otras formas diferentes a las de los españoles.

Tenamaxtle decidió entregarse a los frailes franciscanos, quienes lo llevaron con el obispo de Guadalajara Pedro Gómez de Maraver. Y éste lo condujo a su vez a la ciudad de México con el segundo virrey de la Nueva España don Luis de Velasco, con la esperanza de que fuera perdonado porque su lucha era justa. Sin embargo, la decisión del virrey de Velasco no favoreció a Tenamaxtle y fue deportado a Valladolid, España en 1552. En Valladolid continuó su lucha, pero ahora en vez de flechas usó la razón y las ideas en defensa de la justicia y la libertad.

Tocó en suerte en Valladolid encontrarse con fray Bartolomé de las Casas, incansable defensor de los indios contra los españoles en su obispado de Chiapas. De las Casas se convirtió en su consejero y traductor en sus alegatos que Tenamaxtle presentaba al Consejo de Indias y al rey de España, en los que entre otras muchas cosas justas pedía se le retornara a su tierra para recobrar lo que era suyo.

No logró nada porque de él se tienen noticias sólo hasta 1556. El nombre de Francisco Tenamaxtle después de ese año se pierde. Lo más seguro es que nunca volvió a la Nueva España, pues de haberlo hecho los cronistas hubieran dejado escritos que hablaran de él.

Transcribo un botón de sus alegatos de la relación de agravios que hace. Lo tomo del libro "La flecha en el blanco" de Miguel León Portilla:

"Don Francisco Tenamaxtle, cacique o tatoan (tlahtoani o gobernante) de la provincia de Noçiztlan y Xalixco...

He sido enviado a estos reinos de Castilla...preso y desterrado, solo, desposeído de mi estado y señorío y de mi mujer y hijos, con suma pobreza, sed y hambre y extrema necesidad por mar y por tierra, padeciendo muchas injurias y afrentas y persecuciones... No ha bastado haberme hecho los españoles tantos y tan muchos y no creíbles por hombre del mundo, daños irreparables, haciéndome guerras injustas, crudelísimas, matándome en ellas muchos de mis vasallos y a mis parientes y deudos...

El principio destos daños y agravios recibidos fue un don Nuño de Guzmán que primero vino a mis tierras, siendo yo señor de ellas, no reconociendo a otro señor en el mundo alguno por superior...

Porque yo, el dicho don Francisco, no quise sino salir de paz, mandando a mis gentes recibiesen a los españoles...

Y púsonos a mí, el dicho don Francisco y a mis gentes, y a otros muchos caciques y señores, con las fuerzas en el acostumbrado aspérrimo captiverio y servidumbre que los españoles llaman encomiendas, repartiendo a cada español los pueblos y vecinos dellos como si fuéramos bestias del campo...

Las injusticias y crueldades que un Juan de Oñate y Cristóbal de Oñate y un Miguel de Ibarra que hizo capitanes cometieron en aquel reino, no pudieron ser vistas ni pensadas. Ahorcaron nueve principales porque por las vejaciones y azotes y palos, y otros diversos malos y crueles y no sufribles malos tratamientos que tanta impiedad y maldad, huíanse a los montes...

Y yo, el dicho don Francisco, viendo que tan inhumanamente, a los nueve caciques juntos, sin justicia, hallándolos en sus casas y tierras seguros, habían ahorcado, y muchos e inumerables de mis vasallos habían perecido, no quedando dellos de todos los vecinos de aquel reino una de ciento partes, no habiendo justicia ni remedio de haberla...acordé también huir con la poca gente que me quedaba, por salvar a ellos y a mí...porque si no huyera yo también, con la misma injusticia y crueldad, fuera ahorcado.

Este huir, y esta natural defensa, muy poderosos señores, llaman y han llamado siempre los españoles, usando mal de la propiedad de los vocablos, en todas las Indias, contra el Rey levantarse".

Tenamaxtle, o correctamente Tenamaxtli o Tenamatzin, significa según fray Alonso de Molina: "piedras sobre que ponen la olla al fuego". Y Miguel León Portilla nos dice: "Al adoptarse como nombre o título de un señor principal, pudo hacerse en sentido metafórico, en cuanto apoyo o soporte del pueblo, ya que con las dichas piedras se formaba el fogón en el que se preparaba el sustento de la comunidad".

Termino esta reseña histórica de Francisco Tenamaxtle, cediendo la palabra a Miguel León Portilla que afirma:

"Se había hecho fuerte Tenamaztle en los montes o peñoles para escapar de ser ahorcado como también lo hicieron otros, hartos de las infamias que en su contra cometían encomenderos y soldados. Era su natural defensa que, como con certeza expresión lo dice, "han llamado siempre los españoles...contra el Rey levantarse".

Este era el Francisco Tenamaztle, del que mucho se habló en su tiempo, cayendo a veces en errores y confusiones. Como hemos visto, los que lo conocieron personalmente y él mismo no dejan en realidad duda acerca de su identidad: fue él quien combatió como señor de Noçiztlan; buscó en ocasiones la paz; rechazado, continuó su lucha por nueve años hasta que al fin optó por entregarse a los frailes que lo hicieron llegar al obispo Gómez De Maraver. Deportado a España, se encontró allí, en Valladolid con fray Bartolomé. Ayudado por éste, emprendió entonces una nueva forma de combate en defensa de los derechos de su pueblo y en busca de su libertad".

2 comentarios:

Yahya I'xtlajtoua dijo...

Hola.
Como estás? me da mucho gusto que hablas sobre nuestro toyaotekuhtli tenamaxtzin. agradezco el hecho de que te dediques a preservar su grand y honrado nombre. Sin embargo hay muchas cosas que has escrito que son erroneas, y no te culpo, es la información que me imagino la tomasté de él único medio que hay... de los ''Invasores''..
en mi familia como todas aquí en el sur de morelos, somos tlahuikas, autoctonos y tenemos una gran y fuerte herencia oral. con todo gusto te puedo platicar mucho más sobre este gran hombre, pero desde el punto de vista de nosotros, los autoctonos =).
agregame.
javier.rodrigue3@live.com

Unknown dijo...

Ehekatl, a mi me gustaría saber mas sobre este interesante personaje recientemente terminé de leer "otoño azteca" y si puedes compartir mas información sobre la vida y sus obras de Tenamaxtzin, lo apreciare enormemente.

De ante mano muchas gracias y te dejo mi correo.

saidmz771115@gmail.com