domingo, 13 de julio de 2008
TLC y Nuestra Identidad Cultural
IMPLICACIONES DEL TLC EN
NUESTRA IDENTIDAD
CULTURAL Y LA EXTENSIÓN
UNIVERSITARIA
Lourdes Ruiz Lugo
Lourdes Ruiz Lugo es Directora de Difusión y Extensión Universitaria de la ANUIES.
Contenido del Artículo:
1. INTRODUCCIÓN.
2. IMPLICACIONES DEL TLC PARA NUESTRA IDENTIDAD FOLCLORICA, ARTISTICA Y CULTURAL.
3. LA EXTENSION UNIVERSITARIA Y DIFUSION CULTURAL ANTE EL TLC.
CONCLUSIONES.
1. INTRODUCCIÓN Contenido
México como nación y proyecto postrevolucionario conglomerado dependiente, mosaico multicultural y país de etnias, síntesis de tradición y modernidad, de religión y ciencia, arte y técnica, política y báculo, atraviesa en la conciencia y en la actividad diaria de todos los mexicanos por un periodo difícil que va desde el problema económico, hasta la paulatina pérdida de la calidad de vida de grandes sectores de la población, pasando por el trastocamiento de valores y actividades culturales, que le permiten conocer, enfrentar, organizar y responder a las causas y fuerzas -externas e internas- que la producen.
En este contexto, resulta inaplazable vincular el trabajo cultural con el conjunto de políticas de desarrollo económico, educativo y social. Hasta ahora el quehacer cultural se ha venido desplazando a planos y niveles inferiores y aislados del desenvolvimiento social. Lo anterior ha provocado entre otras cosas, la fragmentación del conocimiento de la realidad; por lo que es indispensable que la multiplicidad de instancias dedicadas al trabajo cultural, establezcan verdaderas políticas ligadas al esquema de un desarrollo cultural, con el fin de preservar nuestra identidad.
Si bien no es posible definir nuestra identidad nacional, si lo es el connotar elementos que la distinguen y la tipifican entre otras culturas. El hacer esta tipificación en el caso de México resulta complejo, pues la riqueza de sus valores originales imponen una extensa investigación antes de señalar tan sólo los más representativos.
Nuestra identidad nacional se resume en pocas palabras: folclor, historia y educación formal e informal; pero de estos elementos se desprende una gama infinita de factores que nos identifican como mexicanos, tales como nuestra danza, el vestido, la alimentación, las festividades típicas, las leyendas, nuestra literatura, las instituciones, en fin, nuestras costumbres aún no modificadas o estilizadas por la importación de valores extranjeros.
Cabe ahora la interrogante central de este tema: ¿El Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y Estados Unidos tiene implicaciones para esos valores de nuestra identidad nacional?
Indudablemente que sí, puesto que se da en un marco de apertura internacional que permitirá externarnos, pero también recibir la connotación sustantiva de los otros dos países socios.
La pérdida de nuestra identidad nacional no es un riesgo que tengamos por el solo hecho de que se consienta el Tratado de Libre Comercio; el riesgo ya está latente de antemano por otros motivos, como es el desarrollo del trabajo cultural que en nuestro país existe como una larga tradición a través de una multiplicidad de instancias y agentes institucionales espontáneos, que con diversos enfoques y recursos han venido desarrollando tareas en este sentido. Pero también es cierto que estas actividades, auspiciadas por el sector público o privado, experimentan deficiencias que limitan su ejecución y comprometen los resultados deseados.
Algunos aspectos débiles de la situación que prevalecen actualmente en el trabajo cultural, serán determinantes para definir las políticas que han de enfrentar las implicaciones culturales del TLC, por lo que necesariamente habrá que reforzarlas, se señalan brevemente algunas de estas deficiencias:
La carencia de planes, programas y acciones a nivel nacional y regional, que ordene la preservación, investigación, rescate, conservación, promoción, difusión y divulgación de las culturas populares y etnias.
La falta de políticas culturales congruentes con las características y realidades del país; su diversidad geográfica, lingüística y poblacional; su sistema político y su desarrollo histórico, entre otros.
La transculturación acrítica e indiscriminada, derivada de una relación cconómica con cl exterior, dependiente y asimétrica, que provoca un trastocamiento nacional de nuestros valores.
La inexistencia de una política cultural participativa y plural.
La inexistencia de una legislación federal y estatal, acorde a las necesidades del país.
La descoordinación y desvinculación, casi generalizada, entre los estados y los municipios, en lo relativo a la planeación y realización de acciones culturales.
La excesiva y permanente centralización, a todos los niveles del quehacer cultural.
La insuficiente infraestructura básica, para el desarrollo y práctica de la actividad cultural, y su desequilibrada distribución en el territorio nacional.
La insuficiente e inadecuada aplicación de recursos al trabajo cultural.
La ineficaz utilización de los medios promocionales de los contenidos y formas de las actividades culturales.
El uso y manejo de los medios masivos de información, principalmente la televisión, con criterios y objetivos preponderamente mercantilistas.
La falta de legislación actualizada en materia de información y comunicación, que permite entre otras cosas la penetración cultural externa y la manipulación de los mensajes.
La duplicación, espontaneísmo, comercialización y utilización del trabajo cultural, con fines sectarios, partidistas y otros más que son ajenos a la finalidad formativa de las manifestaciones culturales.
Ante tal realidad consideramos que es necesario analizar las probables implicaciones de la citada apertura comercial. que no forzosamente son negativas para la cultura, historia y educación mexicanas, pero esto, hay que hacerlo basándonos en un razonamiento claro y objetivo, apoyado en experiencias y hechos, independientemente de las peculiares posturas ideológicas y políticas.
Para efectuar tal análisis, también es preciso conceptualizar el Tratado de Libre Comercio, el cual podemos entender como el acuerdo entre los tres países pactantes, para eliminar barreras comerciales entre ellos, preservando su soberanía y al margen de toda intervención externa en los asuntos estrictamente internos.
En esencia se habla de un acuerdo comercial, sin embargo, los efectos se manifestarán en todos los ámbitos de la vida nacional El social, económico, político, educativo, cultural, etc., unas veces con amplio sentido positivo, otras con menores beneficios en ocasiones en perjuicio de la vida nacional. Lo interesante sería evaluar en donde se manifiesta el mayor peso, puesto que hay renglones que tendrán implicaciones benéficas como es el hecho de que podrán incrementarse las exportaciones, inversiones, empleos y salarios; necesariamente reconociendo que habrá sectores desplazados o modificados por la apertura comercial, tal es el caso de los industriales, comerciantes e inversionistas marginales, escasamente tecnificados y con baja capacidad competitiva.
En cuanto a nuestra identidad podemos referimos a dos ámbitos folclor y difusión y extensión cultural, intentando por ahora ser breves, dado que como se dijo, esto implicaría toda una investigación.
2. IMPLICACIONES DEL TLC PARA NUESTRA IDENTIDAD FOLCLORICA, ARTÍSTICA Y CULTURAL Contenido
En relación a este tema se presentan dos posiciones diametralmente opuestas:
Por una parte, los que se oponen a la firma del Tratado, argumentando que entre México y los países socios existen grandes asimetrías, lo cual genera notorios riesgos para nuestra cultura, arte y folclor que se supone habrán de sucumbir ante los embates de una cultura hegemónica, manifiesta por su predominio en los medios mundiales de comunicación.
La segunda posición se sustenta por quienes están a favor de la firma del Tratado, señalando que la cultura, arte original, folclor e identidad de los mexicanos son más fuertes que las de Canadá y Estados Unidos, de manera que no debe existir temor ante el riesgo de que nuestros valores sean afectados.
De hecho, en relación a esta última comente, comentó Carlos Fuentes: "son los estadounidenses quienes corren más riesgo de que su identidad nacional se deteriore ante la fuerte presencia de la cultura mexicana".
La verdad es que no pueden adoptarse tajantemente estos criterios, pues hay que reconocer por una parte que por su avanzada tecnología en cuanto a medios masivos de comunicación, Estados Unidos cuenta con elevada capacidad de penetración e incontrovertiblemente tendremos que admitir que parte de sus costumbres alimenticias, recreativas, culturales, etc., penetrarán a nuestro país, especialmente a través de las nuevas generaciones que, por su desinformación del folclor, arte autóctono y cultura mexicana se encuentran menos arraigados a éstos, como de hecho sucede en algunas ciudades fronterizas del norte de nuestro país.
Por otra parte, tenemos que reconocer también que la fuerza de una cultura ancestral. como es la mexicana no es fácilmente desarraigable primero por la persistencia de grupos autóctonos, después porque la mayor parte de la sociedad (especialmente la clase media y de ingresos bajos), no son vulnerables al cambio y finalmente, porque el colorido de nuestro folclor es contagioso dado su brillantez y lo sencillo del trazo, todo ello sin menoscabo de las acciones institucionales que se deben desplegar para preservar nuestras tradiciones y costumbres, por ejemplo, los eventos oficiales de las fiestas patrias, las ferias apoyadas por los gobiernos de los estados, la divulgación de valores a través de museos y exposiciones, los festivales auspiciados por centros educativos oficiales, etc.
A lo anterior hay que agregar que, la migración de mexicanos hacia Estados Unidos es más elevada que la de este país hacia México, creándose así una corriente transportadora de nuestros valores hacia nuestros vecinos del norte.
Hay algo que por su trascendencia debemos señalar, en cuanto a las implicaciones del TLC sobre el folclor de México y esto es el hecho de que con la apertura tendrán que modernizarse nuestros medios de difusión, facilitando su divulgación hasta hacerlo trascender en intercambios a los rincones más apartados del país, a la vez que por este mismo motivo podrán generarse registros de estos valores culturales, con mayor autenticidad.
No hay que pasar por alto que la importación de productos tras nacionales habrá de crecer con fuerza. como consecuencia de la liberación económica, transformándose el patrón de consumo de los sujetos, creándose nuevas actitudes consumistas que repercutirán en los hábitos del mexicano, en este sentido si puede generarse un riesgo para nuestra cultura como compradores, desviándonos de los patrones originales.
Puntualizando estos aspectos con el enfoque ortodoxo de análisis del TLC, habremos de señalar lo siguiente:
El Tratado de Libre Comercio nos expone a una competencia de mercado, de inversiones, de penetración de productos de un país a otro, pero ni se ha visualizado plenamente, ni se ha discutido si ésta competencia se hace extensiva a otros ámbitos tan abstractos como es el de nuestra identidad nacional o nuestro folclor como una de las bases de ésta.
Si en estos aspectos intentamos exponer ventajas comparativas advertimos que:
a) Los valores de nuestra cultura, tienen mayor pureza que los de Estados Unidos y Canadá; por razones históricas, México ha logrado preservar tradiciones, costumbres y demás elementos culturales que datan de la época prehispánica, los cuales se han ido perdiendo en el caso de los países de Norteamérica, cuyos orígenes de por sí son más recientes.
b) El colorido de nuestro folclor también es mayor y, el mosaico de sus manifestaciones, en mucho supera a las de los países socios. cuyo grado de hibridez cultural rebasa a la nuestra.
c) La raigambre de nuestras tradiciones es más fuerte que en el caso de Estados Unidos y Canadá.
d) México cuenta con una acervo cultural artístico y artesanal propio que nace y se transmite de generación en generación sin que se modifique a través de su historia, pues estos valores son patrimonio de los grupos autóctonos que aún existen en nuestro país. En Estados Unidos y Canadá no existe esa tradición resguardada por una sociedad invulnerable al cambio en sus valores originales, pues la vorágine de su tecnología y desarrollo los ha minimizado e incluso los ha segregado como factores de lastre en sus estructuras modernas.
Desde luego hay un factor que en un momento dado puede sernos desfavorable la capacidad difusora de Estados Unidos, debido a su avanzada tecnología en cuanto a medios de comunicación. Según hemos dicho, sus sistemas de propaganda y penetración y su capacidad de inversión en estos rubros: aquí cabe preguntar, ¿Qué tan desfavorable puede ser para México?. Esto quedará condicionado a nuestra capacidad para revolucionar los sistemas de propaganda, difusión y extensión de la cultura, mecanismos de intercambio interno y trazo de programas que la fortalezcan indistintamente de la firma del TLC el cual en todo caso sólo sería un acelerador de la contaminación cultural que México experimente.
Hay que exaltar un hecho y éste es que, aplicando políticas que fundamenten acciones inteligentes, estas aparentes desventajas podrían constituirse en beneficios para impulsar nuestra identidad nacional a través de la cultura, el arte y el folclor; por tal razón es preciso implantar mecanismos para enlazar el gigantesco sistema de difusión norteamericano, con nuestros intereses, condicionándolos a que dichos espacios sean equitativamente compartidos con los valores que México pretenda fortalecer con mayor difusión.
Por otra parte, en sentido estricto, consideramos que la inversión extranjera, directa o indirecta, no necesariamente lesiona nuestra identidad folclórica, artística o cultural, pues recordemos y, es sabido por todos los involucrados en los procesos de difusión cultural, que no contamos con infraestructura suficiente y menos aún con la capacidad de inversión como para llevar un intercambio de valores hasta los rincones más apartados del país, lo cual involuntariamente nos está conduciendo a culturas elitistas que benefician a los que, en poco o mucho. puedan pagar el acceso al espectáculo, educación, medios audiovisuales, de información, etc., lo lamentable para nosotros es que la mayoría de los mexicanos no pueden allegarse por sí solos tales valores, será necesario reforzar, apoyar e instalar políticas culturales, no solo en las instancias gubernamentales, sino también en instituciones como las de educación superior, a través de los Corredores Culturales Regionales, de sus medios de comunicación, sus ferias nacionales y regionales de ciencia, arte y tecnología; de su extensión de los servicios, foros, simposia, conferencias y, sobre todo, de sus profesionales y técnicos ya que finalmente serán ellos los que apoyen la consolidación y la preservación de nuestra cultura en todos los sentidos. Pues recordemos que nuestras universidades públicas han dado notorias muestras de ello.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario