jueves, 3 de julio de 2008

“Amanezco hoy, Por la fuerza del cielo, La luz del sol, El esplendor del fuego, El resplandor de las llamas, La velocidad del viento, La rapidez del rayo, La firmeza de la roca, La estabilidad de la tierra, La profundidad del mar. Amanezco hoy, Por la fuerza secreta y divina que me guía” (Oración Celta)



Tras una noche de golpear las armas contra los escudos, de gritos, canticos y tras beberse cantidades ingentes de licores preparados por los druidas, los celtas se preparaban para seguir a su caudillo rumbo a la batalla. La casta militar celta después de hacer los ritos de purificación y haber orado con los druidas alzaba sus largas espadas y lanzas para lanzar una salvaje acometida contra el enemigo. No empleaban el arco porque consideraban que matar a un enemigo a distancia era un acto de cobardía.El caudillo iba el primero, seguido por la nobleza militar y después el ejercito. Contemplándoles estaban los druidas orando por ellos y preparando ungüentos para los heridos. Iban desnudos al combate como símbolo de pureza, y su objetivo era cortarle la cabeza al enemigo. Creían que en la cabeza residía el alma humana y quien la cortaba adquiría su fuerza, convirtiéndose así en un guerrero superior. Las cabezas cortadas eran sus más valiosos trofeos y después de embalsamarlas con aceite de cedro las exhibían orgullosamente durante generaciones. Las que consideraban de menos valor las empleaban en hacer decorativas ornamentas para los cuellos de los caballos.El gran manejo en la caballería y los carros de combate les reporto una gran ventaja en sus guerras. Las tácticas de caballería celta eran muy sofisticadas, disparaban jabalinas sobre el enemigo y retrocedían, atacándolo luego mediante cargas controladas concentrándose en un mismo lugar para romper las filas enemigas.Valor, coraje y honor era la ideología de estos guerreros que jamás sobrevivían a su caudillo, ya que juraban seguirlo en la victoria y en la derrota. Desaparecidos como pueblos en Europa ante el avance romano estos formidables guerreros se convirtieron en mercenarios de gran reputación.“Amanezco hoy, Por la fuerza del cielo, La luz del sol, El esplendor del fuego, El resplandor de las llamas, La velocidad del viento, La rapidez del rayo, La firmeza de la roca, La estabilidad de la tierra, La profundidad del mar. Amanezco hoy, Por la fuerza secreta y divina que me guía” (Oración Celta)

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