¿En verdad somos un pueblo independiente?• Vivimos un sistema colonial de explotación.• 478 años de un sistema colonial español, francés y gringo.
• Hemos tenido dos intentos abortados: 1810 y 1910.
Guillermo Marín. Antropólogo.
Sería oportuno reflexionar si realmente México es un país independiente. Después de la invasión española, se destruyeron todas las instituciones, autoridades y leyes que el México antiguo había elaborado a partir de más de 7 mil quinientos años de desarrollo autónomo. Los conquistadores primero y después los colonizadores, destruyeron piedra sobre piedra y cubrieron con la ceniza de sus muertos, toda la sabiduría y el conocimiento de esta antiquísima civilización. Se trató de borrar no sólo físicamente, sino espiritualmente a la civilización derrotada.
El nuevo orden colonial decretaba la erradicación del Anáhuac y la creación de un plumazo de La Nueva España, colonia de la corona española en la que se impusieron a sangre y fuego, nuevas instituciones, leyes y autoridades que, tenían como objetivo la explotación deshumanizada de los pueblos originarios y la depredación feroz de sus recursos naturales. Todas estas leyes, autoridades e instituciones, no fueron concebidas para impulsar y alentar el desarrollo de los pueblos vencidos, por el contrario, lo que se buscaba era la extracción de las mayores riquezas en el tiempo más rápido y al menor costo, para el desarrollo de la corona y pueblo español.
Durante trescientos años se implantó este injusto sistema, en el que nunca hubo el menor aprecio, respeto y consideración de los naturales. Sin embargo, a principios del siglo XIX, los reyes de España estaban prisioneros de Napoleón I y España estaba gobernada por el hermano de Napoleón.
Técnicamente las colonias de América le pertenecían a los franceses, sin embargo los ingleses acababan de derrotar en la famosa batalla de Trafalgar a la armada francesa y española, quedando como dueños del Atlántico.
Las colonias se quedaron sin autoridades centrales y sin contactos gracias a los franceses e ingleses. Los españoles nacidos en España, llamados peninsulares o gachupines por el pueblo, tenían por virtud al sistema de castas, el acceso al poder económico, político, religioso y militar. Los españoles nacidos en América, por ese sólo hecho, ocupaban un segundo escalón en el riguroso y excluyente sistema de castas. Ante esta situación los gachupines eran los dueños de América y el Virrey era la máxima autoridad.
Los criollos por su parte, habían desarrollado un sentimiento nacionalista y eran influidos por la revolución francesa y norteamericana. Ya había habido varias frustradas rebeliones antes de la de Dolores por parte de los criollos, y todas y cada una de ellas, fueron brutalmente reprimidas por el ejército virreinal.
Los criollos pretendían independizarse técnicamente de España, mientras esta estuviera ocupada por los franceses, en ese ínter, desbancarían a los gachupines y tomarían el poder. Ellos planeaban reincorporarse a España cuando ésta, expulsara a los franceses. Prueba de lo anterior es que el propio Hidalgo en el famoso grito de Dolores, termina echando vítores a los Reyes de España. El movimiento independentista surge, con todo rigor histórico, como un movimiento producto de las luchas por el poder entre gachupines y criollos, es decir españoles nacidos en España, contra españoles nacidos en América. Jamás en los planes de los conspiradores estaba el libertar a la masa indígena y mestiza de la Nueva España, pues de su explotación es que venia su riqueza.
El problema de la Historia Oficial es que ésta, la inició escribiéndola los criollos vencedores del movimiento. En esta historia, exaltarán la figura de los iniciadores de la guerra de independencia, que validará el ejercicio del poder en su nuevo orden colonial criollo.
Los verdaderos precursores de la independencia a través del desmantelamiento del sistema colonial fueron José María Morelos y Vicente Guerrero, quienes casualmente fueron mestizos. Morelos si pensó en la independencia total de España, él proclamó la abolición de la esclavitud y en el Primer Congreso de Anáhuac, junto con Los Sentimientos de la Nación, estará poniendo las bases de una futura nación independiente.
Al final Agustín de Iturbide (criollo), es puesto al frente de un poderoso ejército pagado por los gachupines para terminar definitivamente el débil movimiento insurgente que sobrevivía en las montañas de lo que es hoy el estado de Guerrero. Sin embargo, Iturbide traicionó a los gachupines y con el ¨abrazo de Acatempan¨, se une a los independentistas y toma la Ciudad de México, para abortar la lucha de independencia y finalmente proclamarse emperador. Es justo reconocer que con la victoria de los criollos, nada en el fondo cambió respecto al sistema colonial de explotación, cambiaron sólo las formas, pero el fondo siguió igual o con algunas leves reformas, más de forma que de fondo. El nuevo país llamado México nacerá con los vicios y las injusticias de los trescientos años de colonia española.
En los siguientes cien años, los criollos tratarán de fundar una nación como las que recién se estaban formando en Europa. Debemos de recordar que el concepto de nación-estado es relativamente nuevo en la humanidad, que tiene más de 10 mil años de vivir en civilizaciones y dentro de ellas, las naciones-estado apenas tienen doscientos años de existencia.
El modelo fue francés y en él, nuevamente los pueblos de origen indígena y campesino no tuvieron cabida. Fueron condenados a ser mano de obra barata y los gobiernos se empeñaron en despojarlos de los recursos naturales que pudieron rescatar del periodo colonial español. En este nuevo orden social, la sabiduría y experiencia social milenaria de los pueblos vencidos no fue tomada en cuenta. La creación de las nacientes naciones-estado criollas vio en su civilización, un obstáculo para europeizar y modernizar el antiguo régimen colonial español.
En estos cien años, el modelo fue europeo-francés, los métodos de explotación y depredación sólo se modificaron para seguir en esencia igual.
En 1910 se inicia la revolución mexicana y nuevamente los intereses extranjeros van aprovechar la tensión social de la disfrazada situación colonial para favorecer sus interese. Se usa nuevamente a la inmensa masa del pueblo, que sigue explotada y marginada, para cambiar de amos externos y de capataces locales. Ahora el modelo será el gringo y sus métodos más sofisticados en cuanto a la explotación y extracción de la riqueza que ha venido produciendo este noble y trabajador pueblo mexicano.
No se puede negar que en este largo devenir histórico, los derechos históricos de los pueblos colonizados sufrieron cambios, que en algunos casos fueron positivos pero que, en lo esencial mantendrán una situación desfavorable.
Los mexicanos al final del siglo XX e inicio del tercer milenio nos encontramos en lo esencial igual que hace 189 años. Cómo podemos hablar de una Independencia cuando estamos hipotecados al capital financiero supra nacional. Cuando en los últimos 10 años hemos pagado tan sólo por INTERESES de la deuda externa 445,000,000,000.00 MD (cuatrocientos cuarenta y cinco mil millones de dólares, suficiente para pagar toda la deuda externa de América Latina). Cuando la soberanía alimentaria, tecnológica, económica y política esta totalmente en entre dicho. Cuando el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, definen nuestro futuro, condenándonos a ser un país maquilador y sin autodeterminación.
Cómo podemos hablar de Independencia cuando más de tres cuartas partes de los mexicanos están viviendo en la pobreza y no tienen expectativas de superarla al futuro. Por el contrario, la contaminación, la falta de servicios elementales, de fuentes de trabajo dignas, de una educación con calidad, de un desarrollo agropecuario e industrial, cada día se reducen y las tres próximas generaciones están condenadas a pagar una inmensa deuda pública, producto de la corrupción e ineficacia de nuestros dirigentes. Ante la quiebra del sistema político, que represento uno de los logros más importantes de la revolución, los mexicanos no vislumbramos más que la incapacidad de los partidos políticos y sus dirigentes, por rescatar a la patria de este oscuro y sórdido pantano en el que nos encontramos.
Lo que hoy conforma México, fue brutalmente sojuzgado y explotado desde 1521. Llevamos 478 años de vivir un sistema colonial de explotación. La independencia de este sistema todavía no se ha dado. Ha habido dos grandes intentos, el de 1810 y el de 1910, pero los dos han abortado. El pueblo consciente o inconscientemente sigue en espera de una INDEPENDENCIA de estas férreas cadenas de esclavitud. El sistema colonial cada vez se ha vuelto más sofisticado y más pernicioso. El pueblo y sus recursos naturales están exhaustos y en una tensión creciente. La INDEPENDENCIA es una necesidad imprescindible para poder definir nuestra continuidad histórica. Los mexicanos requerimos ser dueños de nuestro propio futuro, porque hoy como nunca, estamos mortalmente amenazados.
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