miércoles, 28 de agosto de 2013

REPENSAR NUESTRO PAÍS

Lo que hoy conforma el país que llamamos erróneamente México, fue la cuna de una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del mundo. De la invención de la agricultura y el maíz, en el sexto milenio a.C., hasta la llegada de los españoles, transcurrieron siete milenios y medio de desarrollo humano y cultural de carácter endógeno de nuestra civilización.

Este desarrollo estuvo sustentado en una ancestral sabiduría que se fue creando a lo largo del tiempo y a través de sucesivas generaciones. Los antiguos mexicanos le llamaron TOLTECÁYOTL y representa el patrimonio más importante y el legado más valioso del México antiguo que hemos heredado los mexicanos.

Definitivamente esta sabiduría no se ha perdido. Como no se ha exterminado y desaparecido el pueblo y la Cultura Madre que la generaron. En estos cinco siglos solo ha sido negada por la cultura dominante, pero su presencia es contundente e incuestionable y lo que en esencia nos hace ser lo que somos, como individuos y como pueblo.

Linajes de conocimiento la han mantenido subterráneamente, miles de comunidades la han protegido escondiéndola en el abigarrado sincretismo de la Cultura Popular, y las culturas indígenas la han sabido preservar estoicamente dentro de sus milenarios usos y costumbres. La Toltecáyotl es una forma precisa y muy antigua, de ver y entender el mundo y la vida.

Ante la crisis de las estructuras políticas, sociales y culturales del sistema colonial en el que vive la sociedad mexicana, resulta impostergable e imprescindible retomar la antigua sabiduría “propia-nuestra”, para construir una sociedad más justa y humana, apegada a la esencia de nuestros más profundos ideales y aspiraciones. Se requiere repensar nuestro país.

Porque el país en el que vivimos fue creado en 1821 con una ideología criolla, es decir, por los hijos de los extranjeros avecindados en nuestra tierra, quienes desde la época colonial siempre ignoraron, rechazaron y trataron de destruir la cultura de la civilización vencida. Solo la usaron, pero jamás la valoraron y menos la entendieron.

El México que nace en 1821 es una copia de los países que estaban surgiendo en Europa y que a su vez son el resultado de la iniciativa de “los mercaderes”, que en 1776 crearon a Los Estados Unidos de América con el fin de cambiar “el Viejo Orden Mundial”, en el que la libertad individual, la iniciativa privada, el comercio, el dinero, el agio, las sociedades anónimas, las empresas, estaban controladas y sometidas por el bien común, fuera un reino, un imperio, un sultanato, una federación, en los cinco continentes de este planeta, porque el culto al becerro de oro ha sido el veneno de la humanidad.

La autoridad en todos los pueblos del mundo siempre velaba por el bien común de las mayorías y en este “Viejo Orden Mundial”, el dinero y el poder que de él se generaba, estaba perfectamente controlado y acotado por leyes, autoridades e instituciones, de modo que “los mercaderes” - no tenían libertad y menos poder-.

De esta manera, la creación de los “países” conlleva la creación de una nueva forma de organización social y distribución del poder. Por ello nace la llamada democracia, que es la manera en la que “los mercaderes” (los dueños del dinero), gobiernan al pueblo en su nombre a través de sus títeres-empleados llamados políticos.

La democracia electorera de “los mercaderes” está asociada directamente al libre mercado, la modernidad, la iniciativa privada, la publicidad, la privatización, el individualismo, en síntesis, al concepto de LIBERTAD ECONÓMICA. Entiéndase como “la libertad” de los que tienen el dinero (mercaderes) para imponerse sobre el interés del bien común y las responsabilidades de los gobiernos.

La creación de los países en el siglo XIX responde a una iniciativa de los dueños del dinero por someter a los pueblos y sus gobiernos ancestrales a los intereses del capital y la economía. El objetivo es “modernizar al mundo”, es decir, destruir la sacralidad de la vida, matar a Dios, venerar al becerro de oro, acabar con las tradiciones y costumbres, crear el culto a la ciencia, a la tecnología, a la materia y al consumo, deshumanizar a los individuos y a las sociedades, embrutecerlos y enajenar los sentimientos más elevados de la especie humana.

Por ello, desde 1821 el nuevo país que los criollos crearon a través de  hacer una guerra civil (que ellos llaman de Independencia), en la cual derrotaron con la ayuda de los indígenas y mestizos a los gachupines o Españoles nacidos en España (a quienes expulsaron), creando su “propio país para ellos y de ellos”.

Los criollos hicieron “su México” con las estructuras y cimientos de los trescientos años de colonia. El “México” de los criollos sigue siendo una Colonia, solo que disfrazada de un país democrático. El problema es que después de quinientos años de explotación del pueblo y sus recursos naturales, y la incapacidad y torpeza de los criollos en el poder en los últimos doscientos años, el sistema colonial se esta derrumbando por el nivel de injusticia social y miseria que ha generado.

Los pueblos de México, en su gran mayoría de herencia indígena viven ajenos en el plano conciente a la milenaria herencia de la Cultura Madre. La colonización los ha enseñado a despreciar y denigrar “lo propio-suyo” y en contra parte, a exaltar “lo extranjero-ajeno”. Y cuando nos referimos a “indígena”, no solo es en el sentido morfológico, sino fundamentalmente en lo cultural y espiritual. Porque los llamados “mestizos” tienen más cerca la influencia de la Cultura Madre, que la cultura europea, aunque no tengan la capacidad de reconocerlo por la colonización ideológica.

Los descendientes culturales de la Civilización del Anáhuac viven en un sistema ajeno a su milenaria civilización, despreciando lo propio y exaltando lo ajeno, gobernados por un sistema creado por los dueños del dinero, en el que no tienen ninguna posibilidad de influir en el gobierno y en la toma de decisiones. Perdidos en un laberinto de desolación, permanentemente agredidos, resentidos, violentos, inseguros, miserables, desolados, incomprendidos y autoexcluidos.

Viven en un mar de corrupción e injusticia que han creado sus explotadores criollos, para mantenerlos permanentemente sujetos y explotados, atrapados en sus debilidades. Pobres y miserables, día a día perdiendo sus tradiciones y costumbres. Totalmente penetrados culturalmente. Sin futuro, sin esperanza, desesperadamente aforrándose a la corrupción y a la injusticia, como único medio de sobresalir en el injusto y criminal sistema neocolonial.

Para cambiar este destino, los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos, necesitamos volver a las fuentes de nuestra milenaria civilización. Buscar inspiración en nuestro ancestral legado de experiencia y sabiduría humana, de retomar nuestros ancestrales valores y principios morales y éticos, de recuperar nuestras formas de organización social y gobierno. Pero fundamentalmente, recuperar la esencia de los valores trascendentes de nuestra civilización representados en la búsqueda de la trascendencia espiritual de la existencia, de manera individual, familiar y colectiva.

El futuro de nuestra patria se encuentra en lo mejor de su más antiguo pasado. La esencia de La Toltecáyotl sigue viva y vigente en las tradiciones y costumbres de todos los pueblos que conforman nuestra nación y en el “banco genético de información cultural” de todos los mexicanos. Frente al cataclismo social y ecológico que ha producido la incapacidad, cinismo y deshumanización de la ideología criolla, es necesario empezar a repensar nuestro país. El Anáhuac tiene que resurgir de los escombros de la colonización y el criollismo.

Lo que se requiere es activar esta sabiduría y concientizar al pueblo de su milenario Patrimonio Cultural. En cada mexicano esta guardada la memoria histórica del Anáhuac. En cada célula, en cada corazón, en el espíritu colectivo, en los sentimientos de la Nación se encuentra depositada la luminosa semilla milenaria del futuro.

Autor: Guillermo Marín. Antropólogo. De Toltecayotl.org

LOS ELEMENTOS CULTURALES Y LA IDENTIDAD



Cuál es la razón de la existencia?. Cómo diferenciar los medios de los fines de la vida? Para qué, nuestro incesante existir como individuos y como pueblos. A donde vamos después de la muerte?. Cuál es el origen de todo?

Estas preguntas se las han formulado muchos individuos y muchos pueblos desde tiempos ancestrales.

Preguntas que provienen de espíritus y conciencias maduras, que se cuestionan la existencia humana, más allá de lo cotidiano, inmediato y material de la existencia. Cuando un ser humano piensa y busca respuestas a estas preguntas, esta haciendo FILOSOFÍA.


En efecto, la filosofía trata de responder en un sistema coherente y estructurado de SIGNIFICADOS para la vida humana, estas milenarias preguntas. Cada pueblo y cada ser humano tiene consciente o inconscientemente una respuesta a estas vitales interrogantes de la existencia. Significados múltiples que le dan un orden y dirección a la vida humana.

Cuando un ser humano y un pueblo tienen esta “estructura” de significados y teóricas respuestas, entonces han creado una “visión del mundo y de la vida”, podemos decir con certeza que tienen una “Filosofía”. Cuando los seres humanos ponen en práctica estos postulados teóricos. Cuando en la vida cotidiana están refrendando y explicando sus actos; entonces podemos suponer que están desarrollando su CULTURA, que no es más que la interpretación práctica de estas teorías de la existencia.

La Cultura es todo lo que hace un ser humano en su cotidiano existir. Para ello tiene primero que solucionar problemas materiales de sobre vivencia; tales como, alimentación, techo y sustento. Para de inmediato solucionar problemas espirituales de la trascendencia de la existencia.


En efecto, no hemos venido a la vida tan sólo a comer, habitar una casa y vestir ropa. Estas son necesidades básicas de subsistencia, “no vivimos para comer”. Lo que trato de decir es que la vida tiene mayor trascendencia, no puede ser reducida a tan sólo lo material, básico y concreto. No se pueden confundir los medios con los fines. Los aspectos materiales y básicos de la vida son tan sólo “medios” y jamás fines en sí mismos.


De esta manera “La Cultura” nos permite solucionar los problemas materiales de subsistencia. Pero al mismo tiempo “La Cultura” no permite, nos enseña, nos facilita, la forma de solucionar los problemas de carácter espiritual de la trascendencia de la existencia, donde esta el verdadero motor de la vida, la razón de la existencia. El sentido espiritual, místico y religioso de la vida, es producto de la cultura. Pero no sólo de esa manera se puede responder a la cuestión del “porqué y para qué existir”.


El arte es una de las actividades humanas que permite la expresión y desarrollo del potencial espiritual y creativo de la existencia. Por ello el arte desafortunadamente ha sido tomado como sinónimo de La Cultura. Este error produce que las personas confundan toda la cultura de un pueblo, en la exclusiva producción artística de unas cuantas personas.

Los Elementos Culturales son las expresiones prácticas del pensamiento filosófico de un pueblo que lo expresa en su cotidianidad, de manera sencilla y natural. Las tradiciones, fiestas, usos y costumbres, son las formas de expresar el sentido que tiene un pueblo por la vida y el mundo. Su relación con la naturaleza, con lo divino e inconmensurable, con la vida, lo bello y lo bueno y sus contrapartes. Los Elementos Culturales un pueblo los va creando a través de los siglos y milenios de una manera autónoma y anónima.


Es por esto que los elementos culturales de un pueblo se convierten necesariamente en su IDENTIDAD. En efecto, la forma de entender e interpretar el mundo y la vida quedan plenamente expresados en los Elementos Culturales y estos en conjunto, representan LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO.


Los Elementos Culturales y la Cultura, son la esencia de un pueblo, son lo que les identifica y diferencia de los demás pueblos del mundo. Cuando un Proyecto de Desarrollo Cultural del Estado, pretende auspiciar y alentar el desarrollo cultural de un pueblo, fundamentalmente deberá planearlo en su ejecución, con el común de las personas y no solamente con los llamados “artistas”.

El problema que enfrentan los países colonizados, es que además entienden por arte, sólo el que se origina en Europa y menoscaba las manifestaciones de los pueblos originarios a los que no les da el titulo de arte, sino de arte menor, es decir artesanías.


El Desarrollo Cultural de un pueblo, no es más que su desarrollo espiritual. Hoy que el mundo y la vida no sólo se materializan groseramente, sino lo que es peor, se monetizan. Es decir, que la única razón de la existencia es el TENER DINERO, dejando a un lado los valores espirituales que significan y trascienden la vida misma, la promoción y difusión de los Elementos Culturales y la Identidad, se convierten en una obligada tarea y alta responsabilidad del gobierno, por mantener los valores humanos en la sociedad.

Existen países como los propios Estados Unidos, donde el materialismo, el individualismo y el dinero, han creado no sólo la disolución de la familia en un clima de permanente violencia, sino de la propia nación en términos humanos, que no económicos. 

Texto: Antropólogo Guillermo Marín. De Sitio Toltecayotl.org 
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viernes, 23 de agosto de 2013

PAULO FREIRE Y EL SINARQUISMO ( I )




PAULO FREIRE, POR EL MISMO.


Texto autobiográfico.
Nací el 19 de septiembre de 1921, en Recife, Estrada de Encanamento, barrio de la Casa Amarela.


Joaquín Temístocles Freire, de Rio Grande del Norte, oficial de la Policía Militar de Pernambuco, espiritista, aunque no miembro de círculos religiosos, bueno, inteligente, capaz de amar: mi padre.


Edeltrudis Neves Freire, de Pernambuco, católica, dulce, buena, justa: mi madre.


El murió hace mucho tiempo, pero me dejó una huella imborrable. Ella vive y sufre, confía sin cesar en Dios y en su bondad.


Con ellos aprendí ese diálogo que he tratado de mantener con el mundo, con los hombres, con Dios, con mi mujer, con mis hijos. El respeto de mi padre por las creencias religiosas de mi madre me enseñó desde la infancia a respetar las opciones de los demás. Recuerdo aún hoy con qué cariño me escuchó cuando le dije que quería hacer mi primera comunión. Elegí la religión de mi madre y ella me ayudó para que la elección fuese efectiva. Las manos de mi padre no habían sido hechas para golpear a sus hijos, sino para enseñarles a hacer cosas. La crisis económica de 1929 obligó a mi familia a trasladarse hasta Jaboatao, donde parecía menos difícil sobrevivir. Una mañana de abril de 1931 llegábamos a la casa en donde había de vivir experiencias que influirían en mí profundamente.


En Jaboatao perdí a mi padre. En Jaboatao experimenté lo que es el hambre y comprendí el hambre de los demás. En Jaboatao, niño aún, me convertí en un hombre, gracias al dolor y al sufrimiento, que, sin embargo, no me sumergieron en las sombras de la desesperación. En Jaboatao jugué a la pelota con los niños del pueblo. Nadé en el río y tuve mi primera iluminación: un día contemplé a una niña desnuda. Ella me miró y se puso a reír… En Jaboatao, cuando tenía diez años, comencé a pensar que en el mundo había muchas cosas que no marchaban bien. Y aunque era un chiquillo, empecé a preguntarme qué podía hacer yo para ayudar a los hombres.


No sin dificultades pasé mi examen de admisión en la escuela secundaria. Tenía quince años y aún escribía ratón con dos “rr”. A los veinte años, sin embargo, en la Facultad de Derecho, había leído ya las Soroès gramaticaes, de Carneiro Ribeiro; la Réplica y la Tréplica, de Rui Barbosa, y algunos gramáticos portugueses y brasileños; y ya empezaba a iniciarme en el estudio de la filosofía y de la psicología del lenguaje, al tiempo que llegaba a ser profesor de portugués en la escuela secundaria. Empezaba entonces la lectura de algunas obras básicas de la literatura brasileña y de otras obras extranjeras.


Como profesor de portugués satisfacía el gusto particular que siempre he experimentado por los estudios que se relacionan en mi lengua, al mismo tiempo que ayudaba a mis hermanos mayores en el sostenimiento de la familia.


En esta época, a causa de la distancia (distancia que en mi ingenuidad no podía comprender), entre la vida, el compromiso que ésta exige y lo que dicen los sacerdotes en los sermones del domingo, me alejé de la Iglesia (no de Dios) durante un año, con gran tristeza de mi madre. Volví a ella gracias, sobre todo, a las lecturas de Tristán de Ataide, del que siempre me acuerdo, y por el que he experimentado desde entonces una admiración sin límites.


Al mismo tiempo que Ataide, leía a Maritain, Bernanos, Mounier y otros.


Como tenía una irresistible vocación de padre de familia, me casé a los veintitrés años, en 1944, con Elza Maía Costa Oliveira de Recife, hoy Elza Freire, católica como yo. Con ella continué el diálogo que había aprendido con mis padres. Tuvimos cinco hijos. Tres niñas y dos muchachos, gracias a los cuales el campo de nuestro diálogo se amplió.


Debo mucho a Elza, profesora de primaria, y después, directora de escuela. Su valor, su comprensión, su capacidad de amar, su interés por todo lo que hago, la ayuda que jamás me ha rehusado y que ni siquiera tengo necesidad de pedir, me ha sostenido siempre en las situaciones más problemáticas. Fue precisamente a partir de mi matrimonio cuando empecé a interesarme de una manera sistemática por los problemas de la educación. Estudiaba más la educación, la filosofía y la sociología de la educación que el derecho, disciplina en la cual apenas si era un estudiante mediocre.


Licenciado en Derecho en la Universidad que hoy se llama Federal de Pernambuco, traté de trabajar con dos colegas. Abandoné el Derecho después de la primera causa: un asunto de deudas. Tras hablar con el joven dentista, deudor tímido y vacilante, lo dejé ir en paz: que se pase sin mí, que prescinda del abogado, ¡me sentía muy contento de no serlo en adelante!


Trabajando en un departamento de Servicio Social, aunque de tipo asistencial (SESI), reanudé mi diálogo con el pueblo siendo ya un hombre. Como director del Departamento de Educación y de Cultura del SESI de Pernambuco, y después, en la Superintendencia, de 1946 a1954, hice las primeras experiencias que me conducirían más tarde al método que inicié en 1961. Eso tuvo lugar en el Movimiento de Cultura Popular de Recife, uno de cuyos fundadores fui, y que más tarde se continuó en el Servicio de Extensión Cultural de la Universidad de Recife, del que me correspondió ser el primer director.


El golpe de Estado (1964) no solamente detuvo todo el esfuerzo que hicimos en el campo de la educación de adultos y de la cultura popular, sino que me llevó a la prisión por cerca de setenta días (con muchos otros comprometidos en el mismo esfuerzo). Se me sometió durante cuatro días a interrogatorios, que continuaron después en el IPM de Río. Me libré refugiándome en la Embajada de Bolivia en septiembre de 1964. En la mayor parte de los interrogatorios a los que se me sometió lo que se quería probar, además de mi “ignorancia absoluta” (como si hubiera una ignorancia absoluta o una sabiduría absoluta; ésta no existe sino en Dios), lo que se quería probar, repito, era el peligro que yo representaba.


Se me consideró como un “subversivo intencional”, un “traidor de Cristo y del pueblo brasileño”. “¿Niega usted, preguntaba uno de los jueces, que su método es semejante al de Stalin, Hitler, Perón y Mussolini? ¿Niega usted que con su pretendido método lo que quiere es hacer bolchevique al país…?”


Lo que aparecía muy claramente en toda esta experiencia, de la que salí sin odio ni desesperación, era que una ola amenazante de irracionalismo nos había invadido: forma o distorsión patológica de la conciencia ingenua, peligrosa en extremo a causa de la falta de amor que la alimenta, a causa de la mística que la anima.


Del libro: “El mensaje de Paulo Freire. Teoría y práctica de la liberación”.
Paulo Freire






sábado, 17 de agosto de 2013

RECHAZO TOTAL A LAS REFORMAS NEOLIBERALES: POSTURA DEL MOVIMIENTO NACIONAL SINARQUISTA




¿POR QUÉ RECHAZAMOS LAS REFORMAS NEOLIBERALES?

A las y los Militantes, Afiliados y Simpatizantes del Movimiento Nacional Sinarquista

A las Organizaciones Hermanas

A Las Organizaciones Sociales, Populares y Nacionalistas

Al Pueblo de México




1.- Es importante entender, que las reformas (energética,laboral, educativa, etc) no son aisladas. Son diferentes aspectos de un mismo proyecto económico. Este esquema, se ha venido impulsando desde hace más de 30 años, en todo el Planeta. Bajo el nombre genérico de Mundialización. En forma más técnica: Neoliberalismo.

2.- El Proyecto apunta a debilitar a los Estados Nacionales soberanos para poder construir un Mercado mundial abierto, sin más reglas que las necesarias. La Sociedad homogeneizada. La Cultura como un elemento más de lucro. En lo económico, apunta a la prosperidad de las grandes empresas y los grupos de poder financiero-militar. En el supuesto, de que la prosperidad de las multinacionales, derramará ingresos a las clases trabajadoras vía ingreso salarial.

3.- La Reforma Energética, procede a abrir las puertas a las grandes empresas petroleras para que éstas puedan desarrollar negocios paralelos y en conjunto con PEMEX como empresa de capital compartido (no paraestatal).


Este cambio sutil, apunta a algo concreto. Una empresa bajo control del Estado, significa el reconocimiento de que el Estado tiene una Responsabilidad Social y Nacional. Al dejar de considerarse a sí mismo como el responsable de la Nación, el Estado se convierte en administrador de recursos de los contribuyentes. Por lo tanto, pierde todo sentido de Trascendencia, de deber y de historia. Pues su funcion gerencial estará supeditada a las reglas impuestas por las entidades del Comercio mundial como el Consenso de Washington, el G-8, el FMI y otros. Deja de ser Autoridad Legítima para convertirse en administradores de los Grupos Reales de Poder.

4.- A cambio, proponemos lo siguiente:

El Estado tiene un DEBER con la Nación y con el PUEBLO:

  • CONCILIAR INTERESES ENTRE LOS DIVERSOS GRUPOS SOCIALES
  • GARANTIZAR LA EXISTENCIA DEL PUEBLO
  • PROTEGER A LOS SECTORES VULNERABLES.

Para conseguir ésto, necesitamos un Estado que se asuma como el representante de la Nación y no de los grupos de poder económico. Que el Estado cumpla un rol de Rector y Planificador de la Economía. (La economía la definimos como el proceso, por el cual, una comunidad humana resuelve sus necesidades básicas y de existencia).

5.- Los Sinarquistas, somos un pilar de un amplio movimiento social que cree en México. En un México Soberano y Eterno. Que cree en la Justicia Social, la lucha y la dignidad. Que cree en la Libertad, como la capacidad para poder desarrollarse y realizarse a plenitud.

Creemos en el despertar de la Cultura y la Filosofía como esencia de un Pueblo nuevo. Y el Estado, como el instrumento histórico para lograrlo.

El problema en México, es el Estado traidor y su Corte de Partidos neoliberales: PRI-PAN, PRD.

La solución, está en la construcción de comunidades Autogestionarias que consigan crearse una Autoridad Legítima, emanada de la Libre actividad democrática del Pueblo.

Por lo tanto, la oposición nuestra no es por "nostalgia patriotera" ni por "resentimiento social".

Es porque tenemos un Proyecto Social- político-cultural y ético totalmente diferente al Modelo Neoliberal-Capitalista.




Coordinación Política Nacional
COMITÉ NACIONAL COORDINADOR
MOVIMIENTO NACIONAL SINARQUISTA

NUESTRA REFORMA PETROLERA (Artículo del Mtro Garaíz)



Esteban Garaiz

2013-08-13 • ACENTOS

Es evidente que Pemex anda mal. Le duele la cabeza. La solución no es cortarle la cabeza. Su dolor de cabeza es la Secretaría de Hacienda. Desde 1979 no puede cumplir una de sus funciones centrales, que es producir la gasolina que necesitamos.

Los gasolinazos están desequilibrando el ya exhausto mercado nacional. Además, aunque no lo quiera reconocer el Banco de México, el aumento sistemático y continuado del combustible es el factor central de la preocupante inflación; y no de las mejoras salariales (como nos quieren espantar las cúpulas empresariales e incluso las autoridades hacendarias que saben que mienten, a pesar de todos los ejemplos internacionales).

Pemex no puede construir las refinerías que necesita nuestra autonomía económica, sencillamente porque Hacienda la deja exhausta, sin recursos para reinvertir como cualquier empresa sana.

Nadie puede negar que el mundo va gradualmente hacia una economía global. Pero la globalidad económica sana debe ser como una federación, y no como un imperio impuesto por conquista. Los estados federados deben incorporarse a partir de su propia fortaleza interna. Por lo que toca a nuestra patria, camino de la globalidad, su autonomía energética hoy no está garantizada a pesar de contar con recursos energéticos suficientes, aunque no está claro que los tengamos sobrantes.

Si hoy exportamos en crudo la mitad de los dos millones y medio de barriles que Pemex extrae diariamente (a un costo de producción privilegiado por barril), los planeadores de nuestro desarrollo económico (if any) deberían estar previendo el volumen de crudo que hace falta garantizar internamente para materia prima de los combustibles que necesitamos para mantener en movimiento nuestro parque vehicular; además de proyectar a corto y mediano plazo.

Esa debe ser la línea estratégica y no la exportación sin medir consecuencias. Mucho menos establecer compromisos para garantizar seguridad energética de otros. Así es como debemos entrar a la globalidad. Con las precauciones necesarias. Eso dice el sentido común. Que coincide con nuestras “ataduras ideologicas”.

Además, no debemos olvidar que los hidrocarburos son la materia prima de muchos otros productos fundamentales en nuestras cadenas productivas. Como es el caso de los fertilizantes que antes exportábamos, entre 1960 y 1990, y ahora tenemos que importar carísimos vergonzosamente.


Lo que es una de las causas centrales del desmantelamiento del campo mexicano: también importamos alimentos básicos en cantidades peligrosas mientras todas las economías sólidas del mundo subsidian su producción agrícola para garantizarse su seguridad alimentaria. Aquí también se indignan las ataduras ideológicas de más de 15 millones de ciudadanos mexicanos.

Durante su época de esplendor, 1970 – 1990 Fertimex, eficaz empresa pública (que llegó a tener 120 por ciento de productividad al trabajar 360 días del año por el método de “mantenimiento predictivo”) produjo fertilizantes a costos notoriamente económicos con la materia prima proporcionada por Pemex.

Una parte de su producción la exportaba a precios internacionales, con muy jugosas ganancias, que le permitían sostener su crecimiento empresarial. La otra servía para vender insumo subsidiado a los agricultores nacionales, principalmente de granos. Esos sí que eran apoyos racionales y eficaces para el campo mexicano; y no la desparramadera clientelista de ahora.

Para 1982 FERTIMEX contaba con 64 plantas productoras de fertilizantes, que son los insumos básicos que mayor impacto tienen en la productividad agrícola. Producía 4 millones y medio de toneladas.

En 1992 el gobierno mexicano concluyó la privatización; y en 1994 alineó los precios del gas natural según el índice del Corredor de Houston de los Estados Unidos, precisamente cuando ése era el precio más alto del mundo, o sea 88 por ciento más caro que el de el Mar Negro. Hoy la importación de fertilizantes caros ha causado una caída de los rendimientos agrícolas y el abandono de los pequeños productores; y la fuga azarosa de muchos brazos útiles y arriesgados. Pemex sigue lejos de SAGARPA y cerca de la Sría. de Hacienda.


En suma, nuestra Reforma petrolera se reduce a 5 puntos:

1) Hay que liberar a Pemex de la esclavitud de Hacienda y cobrarle lo mismo que pagan las empresas mexicanas (o las petroleras en cualquier parte del mundo); en todo caso un tope máximo de 35 o 40 por ciento sobre utilidad bruta.

2) Eso le permitirá reinvertir para reponer reservas probadas, investigar como lo hacía el Instituto Mexicano del Petróleo y construir en el sexenio las 5 refinerías que le hacen falta.

3) Dado que Pemex lleva 30 años aportando el 40 por ciento del Presupuesto Federal, urge una auténtica reforma fiscal verdaderamente progresiva, que cobre las grandes utilidades y no aumente el IVA castigando aun más los exhaustos ingresos familiares.

4) Reducir las exportaciones a solamente los sobrantes de la producción para atender la industrialización interna.

5) No andar financiando los altísimos costos de las tecnologías iniciales para extraer con empresas extranjeras el shale mientras aprenden a nuestras costillas.

www.estebangaraiz.org

jueves, 1 de agosto de 2013

DE TEILHARD DE CHARDIN, (JESUITA,CIENTÍFICO,MÍSTICO Y FILÓSOFO)


El punto de vista y el método:

Mientras que Santo Tomás de Aquino vivió en una época en que coexistían, cada una con “su verdad”, la religión y la filosofía, Pierre Teilhard de Chardin vive en una época en que coexisten y compiten ciencia y religión. Así como Santo Tomás pertenece tanto a la filosofía como a la religión, y las compatibiliza en una verdad única, Teilhard de Chardin pertenece tanto a la religión como a la ciencia, y trata de compatibilizarlas en una única verdad.

T. de Ch: “La originalidad de mi creencia consiste en que tiene sus raíces en dos campos de la vida habitualmente considerados como antagonistas. Por educación y formación intelectual, yo pertenezco a los «hijos del Cielo». Pero por temperamento y por estudios profesionales, yo soy un «hijo de la Tierra». Situado así por la vida en el corazón de dos mundos de los que conozco, por una experiencia familiar, la teoría, la lengua y los sentimientos, no he erigido ningún tabique interior, sino que he dejado que actúen en plena libertad una sobre otra, en el fondo de mí mismo, dos influencias aparentemente contrarias. Pues bien; al término de esta operación, después de treinta años consagrados a perseguir la unidad interior, tengo la impresión de que se ha operado, naturalmente, una síntesis entre las dos corrientes que me solicitan. Una no ha matado a la otra. Hoy creo, probablemente, más que nunca en Dios y, desde luego, más que nunca en el mundo. ¿No está aquí, a una escala individual, la solución particular, esbozada al menos, del gran problema espiritual con el que choca, en la hora presente, el frente de avance de la humanidad?”

(Citado en “Introducción al pensamiento de Teilhard de Chardin” de Claude Tresmontant – Taurus Ediciones SA)

Los escritos de Teilhard de Chardin tratan de ser estrictamente científicos, si bien luego podrán ser interpretados desde una visión cristiana. Al respecto se citan algunas aclaraciones que aparecen en distintos escritos de Teilhard de Chardin.

T. de Ch: “Las páginas que siguen no tratan de presentar directamente ninguna filosofía; pretenden, por el contrario, extraer su fuerza del cuidado que se ha tenido en evitar todo recurso a la metafísica. Lo que se proponen es expresar una visión tan objetiva e ingenua como sea posible de la Humanidad considerada (en su conjunto y en sus conexiones con el universo) como un fenómeno”. “Ni explícitamente, ni implícitamente, se ha introducido en nuestros desarrollos la noción de lo mejor absoluto, o la de causalidad, o la de finalidad. Una ley experimental, una norma de sucesión en la duración, esto es lo que presentamos a la sabiduría positiva de nuestro siglo”.

“Quede bien entendido, en primer lugar, que, en lo que sigue, me limito expresamente, como es conveniente, al terreno de los hechos, es decir, al dominio de lo tangible y de lo fotografiable. Al discutir, como sabio, perspectivas científicas, debo atenerme, y me atendré estrictamente, al examen del orden de las apariencias, es decir, de los fenómenos”.

El sentido de la evolución:

Desde la religión o desde la filosofía se habla de la “finalidad del universo”, o de la “finalidad del hombre”, como si mediante la revelación o mediante la razón pudiéramos descubrir la voluntad explícita del Creador. En cambio, desde la ciencia sólo podemos hablar de un “sentido”, como una tendencia observable de la evolución del universo, o de la humanidad. Luego, a partir de este sentido, es posible hablar de una finalidad implícita, o finalidad aparente.

T. de Ch: “La evolución es la expresión de la ley estructural (a la vez, de «ser» y de conocimiento) en virtud de la cual nada, absolutamente nada, podría entrar en nuestra vida y visión más que por vía del nacimiento, sinónimo, en otros términos, de la «pan-interligazón» temporal-espacial del Fenómeno”. “No fue hasta el siglo XIX, bajo la influencia de la Biología, cuando fue descubierta la «coherencia irreversible» de todo lo que existe. La menor molécula de carbono está en función, por naturaleza y por posición, del proceso sideral total; y el menor protozoario está tan estructuralmente mezclado con la trama de la Vida, que su existencia no podría ser anulada, por hipótesis, sin que se deshiciese ipso facto la red entera de la Biosfera. La distribución, la sucesión y la solidaridad de los seres, nacen de su concrescencia en una génesis común. El tiempo y el espacio se unen orgánicamente para tejer, los dos juntos, la Tela del Universo…”.

Claude Tresmontant escribe: “Toda la obra científica de Teilhard puede caracterizarse como un esfuerzo para leer, en la misma realidad, y sin acudir a ningún supuesto metafísico, el sentido de la Evolución, para elucidar su intencionalidad inmanente, en el orden mismo del fenómeno, por el método científico solamente, generalizando así, en el dominio del Fenómeno espacio-temporal total, una diligencia reconocida como legítima en otras regiones del saber, en psicología, por ejemplo, como ya hemos dicho”.

T. de Ch: “Nos encontramos frente a un problema de la Naturaleza: descubrir, si existe, el sentido de la Evolución. Se trata de resolverlo sin abandonar el dominio de los hechos científicos. Esto es lo que voy a tratar de hacer aquí”

(De “El fenómeno Humano” – Taurus Ediciones SA – Madrid 1967)

El parámetro de complejidad creciente:

Posiblemente, el principio de complejidad-conciencia sea el concepto más importante aportado por Teilhard de Chardin. De verificarse su existencia, abre una gran posibilidad para la tan ansiada unidad de ciencia y religión. Este principio describe la sucesión que va desde las partículas, átomos, moléculas, células, etc., hasta llegar a la vida inteligente, lo que implica un doble ascenso desde lo simple a lo complejo y desde la materia inerte hasta la vida consciente de sí misma.

T. de Ch: “Existe, propagándose a extracorriente a través de la entropía, una deriva cósmica de la Materia hacia estados de orden cada vez más centro-complicados (y esto, en dirección a un tercer infinito –Infinito de complejidad- tan real como lo Ínfimo y lo Inmenso. Y la conciencia se presenta experimentalmente como el efecto específico de esta complejidad llevada a valores extremos”.

“En la tabla así construida por orden de complejidad, los elementos se suceden por orden histórico de nacimiento. En nuestra tabla de complejidades, el puesto ocupado por cada corpúsculo sitúa cronológicamente a ese elemento en la génesis del universo; es decir, en el tiempo. Le pone una fecha”. “…la biología no será otra cosa que la Física de lo complejo muy grande”.

“Lo viviente ha sido considerado desde hace mucho tiempo como una singularidad accidental de la materia terrestre, con lo que resulta que la biología entera queda sin comprobación en sí, sin lazo inteligible con el resto de la física. Todo cambia si (como lo sugiere la curva de corpusculización) la vida no es otra cosa, para la experiencia científica, que un efecto específico de la materia complejificada; propiedad co-extensiva en sí a la Tela cósmica entera, pero captable solamente por nuestra mirada allí donde la complejidad sobrepasa cierto valor crítico, por debajo del cual no vemos nada”

El parámetro de cefalización:

Claude Tresmontant escribe: “Lo que mide el grado de vitalización alcanzado por la materia en un momento dado, es –responde Teilhard- su grado de «interiorización», su «temperatura psíquica», su nivel de conciencia. ¿Cuál es el órgano especialmente conectado con el desarrollo psíquico del ser? Es, sin duda, el sistema nervioso. Este es el parámetro del que teníamos necesidad para elucidar, en la diversidad inextricable de las variaciones secundarias, el sentido de la evolución biológica; podemos enunciar la ley de cefalización:

T. de Ch: “Cualquiera que sea el grupo animal (vertebrado o artrópodo) del que se estudie la evolución, es de destacar que, en todos los casos, el sistema nervioso crece con el tiempo en volumen y en orden, y, simultáneamente, se concentra en la región anterior, cefálica, del cuerpo. Tomados en el detalle de los miembros y del esqueleto, los diversos tipos organizados pueden diferenciarse perfectamente, cada uno según su línea propia, en las direcciones más diversas o más opuestas. Considerada en el desarrollo de los ganglios cerebrales, toda vida, toda la vida, deriva (más o menos rápidamente, pero esencialmente), como una sola ola ascendente, en la dirección de los cerebros más grandes”.

“Entre las infinitas modalidades en que se dispersa la complicación vital, la diferenciación de la substancia nerviosa se destaca, tal como lo hacía prever la teoría, como una transformación significativa. Da un sentido, y por consiguiente demuestra que hay un sentido en la evolución”.

“Abandonada a sí misma largo tiempo, bajo el juego prolongado de las probabilidades, la materia manifiesta la propiedad de ordenarse en agrupamientos cada vez más complejos, y, al mismo tiempo, cada vez más impregnados de conciencia; este doble movimiento conjugado de enrollamiento cósmico y de interiorización (o centración) psíquica prosigue, acelerándose y avanzando todo lo lejos que es posible, una vez iniciado”.

“Esta deriva de complejidad-conciencia (que desemboca en la formación de corpúsculos cada vez más astronómicamente complicados) es fácilmente reconocible desde lo atómico, y se afirma en lo molecular. Pero es, evidentemente, en lo viviente donde se descubre con toda su claridad, y toda su aditividad; al mismo tiempo que se transpone en una forma cómoda y simplificada: la deriva de cerebración”.


La evolución continuada:

Además de la evolución biológica y la tendencia descripta antes, le sigue la evolución cultural del hombre, que ha de ser una continuación de aquélla.

T. de Ch: “Sin ninguna razón científica precisa, sino por simple efecto de impresión y rutina, hemos adquirido la costumbre de separar unos de otros, como si pertenecieran a dos mundos diferentes, los ordenamientos de individuos y los ordenamientos de células, siendo sólo los segundos mirados como orgánicos y naturales, por oposición a los primeros, relegados al dominio de lo moral y lo artificial. Lo social (lo social humano sobre todo), se considera asunto de historiadores y de juristas, más que de biólogos…”

“Superando y desdeñando esta ilusión vulgar, intentemos, más sencillamente, la vía contraria. Es decir, ampliemos, sin más complicaciones, la perspectiva reconocida más arriba como válida para todos los agrupamientos corpusculares conocidos, desde los átomos y las moléculas hasta los edificios celulares inclusive. Dicho de otra forma, decidamos que los múltiples factores (ecológicos, fisiológicos, psíquicos…) que actúan para aproximar y relacionar establemente entre sí a los seres vivientes en general (y más especialmente a los seres humanos), no son más que la prolongación y la expresión, a este nivel, de las fuerzas de complejidad-conciencia, que, como decíamos, siempre han sido actuantes, para construir (tan lejos como sea posible y en todos los lugares donde sea posible en el Universo), en dirección opuesta a la entropía, conjuntos corpusculares de orden cada vez más elevados”.

El paso de la reflexión:

Claude Tresmontant escribe: “Según la expresión de Julian Huxley, el hombre no es otra cosa que la evolución hecha consciente de sí misma. El hombre toma conciencia de la corriente ontológica que le arrastra y tiene en su mano ciertas palancas de mando”. “La condición primera para que el hombre acabe la obra cósmica emprendida, es que la evolución (o en términos metafísicos, la Creación) descubra que tiene un sentido”. “Si hay fracaso, la culpa no deberá ser imputada al Universo, ni a la Creación, sino al hombre. Y Teilhard veía en las filosofías del absurdo y en la derelicción los signos inquietantes de un «aburrimiento» que, para él, es el más grande, el único peligro que puede amenazar a la evolución”.

T. de Ch.: “El hombre no es solamente una nueva «especie» de animal, como todavía se repite con demasiada frecuencia. Representa, inicia una nueva especie de vida»”

“Después de la era de las evoluciones sufridas, la era de la auto-evolución”. “En él, la conciencia, por primera vez sobre la Tierra, se ha replegado sobre sí misma, hasta convertirse en pensamiento”.

“…para el mundo, estar construido de tal modo que el pensamiento que ha salido evolutivamente de él tenga derecho a considerarse irreversible, en lo esencial de sus conquistas y que la conciencia, florecida sobre la complejidad, escape, de una manera o de otra, a la descomposición de la que nada podrá preservar, a fin de cuentas, al tallo corporal y planetario que la soporta. A partir del momento en que ella se piensa, la evolución no podrá ya aceptarse, ni autoprolongarse, más que si se reconoce irreversible, es decir, inmortal”.

La convergencia de la evolución:

T. de Ch: “El hombre, al mismo tiempo que un individuo centrado en relación consigo mismo (es decir, una «persona»), ¿no representa un elemento, en relación con alguna nueva y más alta síntesis? Conocemos los átomos, sumas de núcleos y de electrones; las moléculas, sumas de átomos; las células, sumas de moléculas…¿No habrá, entre nosotros, una humanidad en formación, suma de personas organizadas? ¿Y no es ésta, por lo demás, la única manera lógica de prolongar, por recurrencia (en la dirección de mayor complejidad centrada y de mayor conciencia), el curso de la moleculización universal?”

El punto Omega:

Mientras que el sentido de la evolución nos lleva hacia una etapa de espiritualización humana, las propias profecías bíblicas predicen un acontecimiento similar, consistente en la Parousía, o Segunda Venida de Cristo, quien dijo: “Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último…”. De ahí, seguramente, la denominación de “punto Omega” para esta convergencia. La explicación más simple para esta aparente coincidencia, implica que el cristianismo es una religión natural, por lo que no resulta nada extraño de que ocurra la mencionada convergencia.

T. de Ch: “Se miren como se miren las cosas, el universo no puede tener dos cabezas, no puede ser «bicéfalo». Por sobrenatural que sea, por consiguiente, al final de la operación sintetizante reivindicada por el dogma para el Verbo encarnado, no podrá ejercerse en divergencia de la convergencia natural del mundo, tal como lo hemos definido más arriba. Centro universal «crístico» , fijado por la teología, y Centro universal cósmico, postulado por la antropogénesis: ambos focos, a fin de cuentas, coinciden (o, por lo menos, se superponen) necesariamente en el medio histórico en que nos encontramos situados. Cristo no sería el único motor, la única salida del universo, si el universo pudiera, de una forma cualquiera, agruparse, incluso en un grado inferior, fuera de él. Cristo, más aun, se encontraría aparentemente en la incapacidad física de centrar en sí mismo, sobrenaturalmente, al universo, si éste no hubiera ofrecido a la Encarnación un punto privilegiado donde todas las fibras cósmicas, por estructura natural, tienden a reunirse”.

(Textos extraídos de “Introducción al pensamiento de Teilhard de Chardin” de Claude Tresmontant – Ediciones Taurus SA – Madrid 1962)

Ecología ambiental (1) LAS CUATRO ECOLOGÍAS.


... O los cuatro aspectos esenciales de la Ecología auténtica.

Esta primera vertiente se preocupa del medio ambiente, para que no sea excesivamente desfigurado, de la calidad de vida, y de la preservación de las especies en vía de extinción. Ve la naturaleza fuera del ser humano y de la sociedad. Busca nuevas tecnologías menos contaminantes, privilegiando soluciones técnicas. Esta postura es importante porque busca corregir los excesos de la voracidad del proyecto industrial mundial, que siempre implica altos costes ecológicos.

Si no cuidamos el planeta como un todo podemos poner en grave riesgo de destrucción partes de la biosfera y, al límite, inviabilizar la propia vida del planeta.

(Del Documento publicado por Leonardo Boff. Las 4 Ecologías).


Bibliografía mínima de orientación

- Berry, T. O sonho da Terra, Vozes, Petrópolis 1991
- Boff, L., Ecología: grito de la Tierra, grito de los pobres, Totta, Madrid, 1996.
- Capra. F., El punto crucial, RBA Libros, Barcelona, 1986.
- Dajoz, R.,Ecologia gerl, Vozes, Petrópolis 1983.
- Lovelock,J.,Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra, Orbis, Barcelona, 1987.
- Varios, Cuidando do planeta Terra. Uma estratégia para o futuro da vida, publicação conjunta de UICN/ PNUMA/WWR, S.Paulo 1991.
- Wilson, E., O futuro da vida, Campus, Rio de Janeiro 2001




Ecología social (2)




La segunda -ecología social- no quiere sólo el medido ambiente, quiere el ambiente entero. Inserta al ser humano y a la sociedad dentro de la naturaleza. No se preocupa únicamente de embellecer la ciudad con mejores avenidas, plazas o playas más atractivas, prioriza también el saneamiento básico, una buena red de escuelas y un servicio de salud decente. La injusticia social significa violencia contra el ser más complejo y singular de la creación, que es el ser humano, hombre y mujer. 

Él es parte y parcela de la naturaleza. La ecología social propugna un desarrollo sostenible, que atiende a las carencias de los seres humanos de hoy sin sacrificar el capital natural de la Tierra, tomando también en consideración las necesidades de las generaciones del mañana, que tienen derecho a satisfacerse y a heredar una Tierra habitable, con relaciones humanas mínimamente justas. Pero el tipo de sociedad construida en los últimos 400 años impide realizar un desarrollo sostenible. 

Es energívora, ha montado un modelo de desarrollo que saquea sistemáticamente todos los recursos de la Tierra, y explota la fuerza de trabajo.

En el imaginario de los fundadores de la sociedad moderna el desarrollo se movía entre dos infinitos: el infinito de los recursos naturales y el infinito del desarrollo hacia el futuro. Pero dichos presupuestos han revelado ser una ilusión. Los recursos no son infinitos, la mayoría se está agotando, principalmente el agua potable y los combustibles fósiles. 


Y el tipo de desarrollo lineal y creciente hacia el futuro no es universalizable. Por lo tanto no es infinito. Si las familias chinas quisieran tener los automóviles de las familias norteamericanas, China se convertiría en un inmenso estacionamiento. No habría suficiente combustible y nadie se podría moverse.

Carecemos de una sociedad sostenible que encuentre para sí el desarrollo viable que satisfaga las necesidades de todos. El bienestar no podrá ser solamente social, tendrá que ser sociocósmico. Deberá atender a los demás seres de la naturaleza, como las aguas, las plantas, los animales, los microorganismos, pues todos juntos constituyen la comunidad planetaria en la que nos incluimos y sin ellos nosotros no podríamos vivir.

(Leonardo Boff)

Bibliografía mínima de orientación
- Boff, L., Ecología, mundialización, espiritualidad, Cristianos comprometido en las luchas populares, México, 1994.
- Boff, L., Do iceberg à arca de Noé, Garamond, Rio de Janeiro 2002.
- Boff, L.,“Ecología social frente a la pobreza y la exclusión” en La voz del arco iris, Trotta, Madrid, 2003.
- Minc, C., Como fazer movimento ecológico e defender a natureza e as liberdades, Vozes, Petrópolis 1987.
- Müller, R, O nascimento de uma civilização global, Aquariana, S.Paulo 1993.
- Vários. Nosso futuro comum. Comissão Mundial sobre o Meio Ambiene, Fundação Getúlio Vargas, Rio de Janeiro 1988.


Ecología mental (3)




La tercera -la ecología mental- llamada también ecología profunda, sostiene que las causas del déficit de la Tierra se deben al tipo de sociedad que actualmente tenemos y al tipo de mentalidad predominante, cuyas raíces remontan a épocas anteriores a nuestra historia moderna, incluyendo la profundidad de la vida psíquica humana consciente e inconsciente, personal y arquetípica. En nosotros existen instintos de violencia, voluntad de dominio, arquetipos sombríos que nos alejan de la benevolencia con relación a la vida y a la naturaleza. Dentro de la mente humana se originan los mecanismos que nos llevan a la guerra contra la Tierra. Y se expresan mediante una categoría: el antropocentrismo. El antropocentrismo considera al ser humano rey/reina del universo. Los demás seres tienen sentido si ordenados al ser humano; están ahí para su disfrute. Esta interpretación rompe con la ley más universal: la solidaridad cósmica. Todos los seres son interdependientes y viven dentro de una intrincadísima red de relaciones. Todos son importantes.

No es posible que alguno sea rey/reina y se considere independiente, sin necesidad de los otros. La moderna cosmología nos enseña que todo tiene que ver con todo en todos los momentos y en todas las circunstancias. El ser humano olvida esa intrincada red de relaciones. Se aleja de ella y se sitúa sobre las cosas, en lugar de sentirse al lado y con ellas en una inmensa comunidad planetaria y cósmica. Es necesario recuperar las actitudes de veneración y respeto a la Tierra.

Eso solamente se conseguirá si primero rescatamos la dimensión de lo femenino en el hombre y en la mujer. Por lo femenino el ser humano se abre al cuidado, se sensibiliza por la profundidad misteriosa de la vida y recupera su capacidad de maravillarse. Lo femenino ayuda a rescatar la dimensión de lo sagrado. Lo sagrado impone siempre límites a la manipulación del mundo, pues da origen a la veneración y al respeto, fundamentales para salvaguardar la Tierra. Crea la capacidad de re-ligar todas las cosas a su fuente creadora que es el Creador y Ordenador del universo. De esta capacidad religadora nacen todas las religiones. Hoy precisamos revitalizar las religiones para que cumplan su función religadora.

(Artículo de Leonardo Boff. De su Web).


Bibliografía mínima de orientación
-Berry, T., O sonho da Terra, Vozes, Petrópolis 1991
- Boff, L., Nueva era: la civilización planetaria: desafíos a la sociedad y al cristianismo, Verbo Divino, Estella, 1995.
- Boff, L., Eco-espiritualidade:sentir, pensar y amar como Tierra, enEcología: grito de la Tierra, grito de los pobres, Trotta, Madrid, 1996.
- Lutzenberger, J., Gaia, o planeta vivo(por um caminho suave), L&PM 1990, Porto Alegre 1990.
- Prigogine, I. E Stengers I, La nueva alianza: metamorfosis de la ciencia, Alianza Editorial, Madrid, 1997.
- Sagan, C., Un punto azul pálido, Planeta, Barcelona, 1995.
- Unger, N.M., Encantamento do humano:ecologia e espiritualidade, Loyola, S.Paulo 1997.
-Zohar, D.e Dr. Ian Marshall, QS, Inteligência espiritual, Record, Rio de Janeiro 2000




Ecología integral (4)




Finalmente, la cuarta –ecología integral- parte de una nueva visión de la Tierra, inaugurada por los astronautas a partir de los años 60, cuando se lanzaron las primeras naves tripuladas. Ellos vieron la Tierra desde afuera. Desde la nave espacial o desde la Luna, la Tierra –según el testimonio de varios de ellos- aparece como un resplandeciente planeta azul-blanco que cabe en la palma de la mano y puede esconderse detrás del dedo pulgar. Desde esa perspectiva, Tierra y seres humanos emergen como una misma entidad. 
El ser humano es la propia Tierra que siente, piensa, ama, llora y venera. La Tierra surge como el tercer planeta de un sol, uno de los 100 mil millones de soles de nuestra galaxia, que es a su vez una entre 100 mil millones de otras del universo, universo que posiblemente es uno entre otros paralelos y distintos al nuestro. Y nosotros, seres humanos, hemos evolucionado hasta el punto de poder estar aquí para hablar de todo esto, sintiéndonos ligados y religados a todas estas realidades. Todo caminó con una precisión capaz de permitir nuestra existencia aquí y ahora. De no ser así no estaríamos aquí.

Los cosmólogos, gracias a la astrofísica, la física cuántica, la nueva biología, en una palabra a las ciencias de la Tierra, nos hacen ver que todo el universo se encuentra en cosmogénesis. Es decir, está todavía en génesis, constituyéndose y naciendo, formando un sistema abierto, capaz siempre de nuevas adquisiciones y expresiones. Por lo tanto nada está acabado y nadie ha terminado de nacer. Por eso tenemos que tener paciencia con el proceso global, unos con otros, y con nosotros mismos, pues nosotros humanos también estamos en proceso de antropogénesis, de formación y de nacimiento. 

En la cosmogénesis y la antropogénesis sucedieron tres grandes emergencias: 

(1) la complejidad/diferenciación,
(2) la auto-organización/conciencia, 
(3) la religación/relación de todo con todo. 

A partir de su primer momento, después del Big-bang, la evolución ha ido creando seres cada vez más diferentes y complejos (1). Cuanto más complejos más se auto-organizan, mostrando mayor interioridad y niveles más altos de conciencia (2) hasta llegar a la conciencia refleja en el ser humano. El universo, pues, como un todo posee profundidad espiritual. Para estar en el ser humano, el espíritu estaba antes en el universo. Ahora emerge en nosotros como conciencia refleja y amorización. Y cuanto más complejo y consciente, más se relaciona y se re-liga (3) con todas las cosas, haciendo que el universo sea realmente uni-verso, una totalidad orgánica, dinámica, diversa, tensa y armónica, un cosmos y no un caos.

Las cuatro interacciones existentes, la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil constituyen los principios rectores del universo, de todos os seres, también de los seres humanos. La galaxia más distante se encuentra sometida a la acción de estas cuatro energías primordiales, lo mismo que la hormiga que camina por mi mesa y las neuronas del cerebro humano con el que hago estas reflexiones. Todo se mantiene religado en un equilibrio dinámico, abierto, pasando por el caos que es siempre generativo, pues propicia un nuevo equilibrio más alto y complejo, desembocando en un orden rico en nuevas potencialidades.

(Artìculo de Leonardo Boff. De su Site)

Bibliografía mínima de orientación
- Boff, L., Una cosmovisión ecológica: la narrativa actual, enEcología: grito de la Tierra, grito de los pobres, Trotta, Madrid, 1996.
- Crema, R., Introdução à visão holística, Cultrix, S.Paulo 1997.
- De Duve, C, Poeira vital. A vida como imperativo cósmico, Campus, Rio de Janeiro 1997.
- Gadotti, M., Pedagogia da Terra, Editora Fundação Peirópolis, S.Paulo, 2001.
- Hawking, S., El universo en una cáscara de nuez, Planeta, Barcelona, 2002.
- Müller, R., O nascimento de uma civilização global, Aquariana, S.Paulo 1991.
- Zohar, D., La conciencia cuántica, Plaza&Janés, Barcelona, 1992.