Sinarquía: La Raíz democrática en la Historia
Sergio Estrada
En el 510 AC. Clisteneo, abuelo de Pericles decidió reformar el sistema de gobierno en el Estado Ciudad de Atenas:
"A la caída de la tiranía volvieron a encontrarse enfrentados los miembros de la aristocracia, Iságoras, al que Aristóteles considera amigo de los tiranos, tal vez como modo de oponerlo a Clístenes, de los Alcmeónidas, familia considerada democrática y antitiránica.
La lucha no se resuelve entre hetairíai, pues Clístenes, en situación de inferioridad en ese plano, acude al demos, al que, según Heródoto, trata como su hetairía.
Alternativamente, Iságoras acude al rey espartano Cleómenes, con quien la familia mantenía las clásicas relaciones aristocráticas y panhelénicas de hospitalidad, xenía.
Una vez más en el enfrentamiento se hallan entrelazados los conceptos de aristocracia y lucha gentilicia, de tiranía y de democracia, o búsqueda de apoyos populares, elementos que funcionan de modo contradictorio pero confluyente, para hacer comprensible la complejidad de la realidad social del momento.
Iságoras, con sus amigos y el apoyo espartano, disuelve la boulé y expulsa a setecientas familias, seguramente las que formaban el entramado clientelar de los Alcmeónidas, para establecerse como dueño de la ciudad con trescientos de sus amigos.
La multitud reaccionó de modo contrario, expulsó a Cleómenes y los suyos e hizo venir a Clístenes como prostates o presidente del demos y como hegemón, términos no institucionales, resultado de que el demos se había hecho dueño de la situación. Sobre estos condicionantes se inician las reformas democráticas.
Básicamente, la transformación consiste en una nueva estructuración del sistema tribal en el que, por un lado, se introduce el cálculo decimal como modo de racionalización. Las tribus pasan a ser diez y en ellas se encuadra toda la población sin tener en cuenta el antiguo sistema de cuatro tribus.
En efecto, según Aristóteles, la reforma buscaba la anameixis, la mezcla de toda la población, prescindiendo de los vehículos tribales por donde se ejercía la influencia aristocrática. Clístenes, en efecto, ha triunfado gracias a su apoyo en el demos, no en los lazos representados por los hetairoi.
Anteriormente, el sistema tribal consistía en cuatro tribus, dividida cada una de ellas en tres phratríai. Éstas se fundamentan en un conjunto indeterminado de gene. Los Eupátridas eran, de hecho, los eugeneis que controlaban el sistema a través de la estructura de la phratría. Clístenes recupera como fundamento el demos, unidad territorial donde se agrupaba, al estilo de las comunidades aldeanas, la población campesina.
De este modo, la libera de las dependencias gentilicias al mismo tiempo que amplia el sistema y lo adecúa a la ciudad, con lo que agrupa en demoi las poblaciones de la ciudad (asty), de los territorios costeros (paralia) y de la mesogaia, las tierras del interior.
Hay, pues, tres tipos de demos, que se agrupan a su vez en treinta trittyes. Cada una de estas trittyes está formada por un demos de un solo tipo, del asty, de la paralia, o de la mesogaia. De este modo, la trittyes se configura como un simple modo de agrupación, sin fundamento gentilicio.
Por otra parte, cada una de las tribus está formada por tres trittyes (tercios), una de cada tipo, de tal manera que la tribu obtiene una estructura heterogénea y sirve de crisol para la mezcla de la población. Desde ahora, la onomástica ática se transforma para dar paso, frente al genos, al demos, de modo que Clístenes Alcmeónida queda sustituido por una fórmula del tipo Sócrates (hijo) de Sofronisco, del demos de Alopece.
Los jefes militares de la tribu pasan a mandar sobre unidades heterogéneas de hoplitas, como phylarchoi, con tendencia a convertirse en los verdaderos jefes políticos de la polis. Los que eran orgeones, de estirpe desconocida, y los gennetai quedan integrados en una sola unidad. La nueva estructura permite a Clístenes inscribir en la tribu a quienes antes eran extranjeros y esclavos metecos, es decir, a quienes por no tener la ciudadanía quedaban al margen de los derechos cívicos y podían transformarse en esclavos.
Ahora se garantiza el estatuto de meteco para quienes no siendo ciudadanos se consideran dignos de protección frente al creciente sistema esclavista. El sistema decimal influyó en el calendario político y en la boulé, ahora de quinientos, cincuenta por cada tribu.Si Aristóteles comparaba, en el antiguo sistema, a las tribus con las estaciones del ano y a las phratríai con los doce meses, porque en cada uno se ejercía la pritanía o presidencia permanente por una de las fratrías, con residencia en el Pritaneo, pequeño edificio dentro del ágora, ahora las pritanías corresponden a las diez tribus, en un calendario político de diez meses que se superpone al de doce, vigente todavía en el plano religioso para festivales y rituales.
El origen antitiránico del sistema se tradujo en la institución del ostracismo. Cada año se votaba en la asamblea si era preciso que la ciudad se preservara de alguna amenaza tiránica y, de ser así, se celebraba algún tiempo después una sesión específica en que cada uno escribía sobre un óstrakon, o fragmento cerámico recogido del suelo del ágora, el nombre de la persona a la que consideraba peligrosa.
Era necesario un alto quorum para que alguien fuera condenado al ostracismo, es decir, a permanecer diez años alejado de la ciudad, conservando, sin embargo, sus derechos y propiedades. Hasta el periodo conflictivo coincidente con las guerras médicas no se conoce la aplicación del sistema, usado ahora como arma en los conflictos políticos, tanto que la arqueología ha detectado en los depósitos de fragmentos la utilización de mecanismos para influir en los votantes, a través de la inscripción de un determinado nombre en un número considerable de óstraka que debía de estar dispuesto para repartirse entre los ciudadanos en el momento de la reunión.
( Tomado de "La Historia y sus Protagonistas" de Ediciones Dolmen.)
La Era de los Tiranos, la Edad del Hierro, se caracteriza por el repunte de las clases sociales y económicas: los dueños de la riqueza ( Khrémata) son los Plutos ( de ahí la palabra plutócrata).
Su filosofía es la de la pleonexía ( deseo desmedido). Acumular y poseer, mercancías, esclavos, territorios, etc... provocando en las ciudades estados el paso de la sociedad pastoril e igualitaria ( Arcadia) a una sociedad desunida, dispersa y en conflictos constantes ( Dysnomía).
Llega la desigualdad y con ella las guerras y la violencia.Aparece una clase de filosófos, los mesoi ( conciliadores), que abogan por recuperar las virtudes de las eras antiguas, son los promotores del Sophrosyné ( Justo medio). La virtud del Justo Medio. Los Mesoi pretenden crear nuevas instituciones que regulen el comercio desleal, la esclavitud y los extremos sociales. Aparece entonces la filosofía del Arkhé, (arqué o Arxé): En la Ciudad ( Kosmos) se reúnen los hombres para compartir, convivir, defenderse, comerciar, etc...
Cuando hay acuerdos y éstos se respetan, cuando hay equidad ( Eunomía)y cuando la sociedad es de iguales ( Isonomía) entonces hay armonía.
Es decir, es syn - Arkhé ( Con armonía, con orden, en equilibrio).Dicen éstos filósofos pre-socráticos que al principio de las Eras, los hombres vivían en una relación de fraternidad e isonomía, reflejo de la armonía del mundo, reflejo del Orden perfecto del Universo. En continua evolución armónica. El Arkhé es pues la correcta evolución de todo cuanto existe, el avance paulatino a la plenitud.
De ahí que la belleza ( Estétikos) sea una virtud moral y un ideal, la nobleza, etc...
El Hombre aparece pues como continuador del Arkhé universal, continuar embelleciendo al mundo, al Kosmos.
Sin embargo, hay hombres que no entienden ésto y por su plenoxía ( deseo desmedido) provocan la dysnomía (ruptura de la armonía) y "abren la caja de Pandora". Clisteneo siguiendo el pensamiento de éstos Filósofos recupera la visión del Arkhé..
Los Arkhontes o magistrados tienen ésta misión. Hacer que vuelva el Orden y la Armonía a la ciudad. Sin embargo, es importante subrayar que no es por ellos la transformación, si no al revés, el Pueblo (el Demos) es el que impone las nuevas condiciones.
EL nuevo orden social es un orden "democrático". Y la filosofía que inspira los nuevos paradigmas es el Syn - Arkhé, la Sinarquía. Los Mesoi fueron marginados con las reformas de Clisteneo que fueron más allá de lo que planteaban ellos. Clisteneo inaugura un período donde los sabios, gobernarían, los filosófos son los que aconsejarían a los arcontes e iluminarían al Pueblo a través de las Academias, o centros de aprendizaje. Así fueron puestas las bases de la Edad de Oro de la Grecia Clásica cuyo máximo esplendor llegó con Pericles.La lectura del período de la Sinarquía tiene varias vertientes en la Historia.
Lecturas políticas, sociales, educacionales, artísticas, religiosas y hasta esotérico-ocultistas.Los que adoptamos el concepto "sinarquistas" en el siglo pasado efectivamente hacemos una lectura de éstos hechos y creemos que en nuestro tiempo se presenta un conflicto semejante a la Edad de Hierro.
El deseo desmedido de riqueza ha destruido la armonía no sólo en la convivencia social, también la armonía del Hombre y la Mujer en lo personal , incluso la armonía entre la naturaleza y lo humano, rompiendo con el Sentido Trascendental del hombre.
Los Sinarquistas de hoy creemos y queremos la armonía fruto de la conciencia y de la voluntad. De una transformación profunda de paradigmas y estructuras sociales. La "virtud del justo medio" y también la "Democratia" auténtica. La que se basa en la "ciencia" la sabiduría universal, la educación. Pero también en la eunomía, la equidad. Y la exclusión de los tiranos, el dominio de unos sobre otros.
Eso fué la Sinarquía. Eso y más hacemos los sinarquistas en ésta Era del Hierro capitalista, para poder inaugurar la nueva Edad de Oro, de colaboración, armonía, conciencia crítica, solidaridad y evolución equitativa. La Era Sinárquica.
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