domingo, 20 de julio de 2008

A los Caídos (Mes de los Caídos)







Sabían de la muerte y el hambre

Sabían del brutal hacendado

Sabían la historia de la humillación y barbarie



Pero aun así, decidieron cambiar su suerte



Sabían del oro que embriaga

Sabían del sable que hiere



Y cayeron por cambiar su Historia



Porque hubiera pan en las mesas

Dignidad en el alma

Destino en las manos

Por ellos, por los hermanos canto,

Y por los Vivos, por los que quedamos

Por ellos como homenaje, Por los vivos como reclamo…
Por ustedes compañeros, en Santa Cruz…


http://es.youtube.com/watch?v=MdRxF6Eqqbg

Héroes de Santa Cruz. Mártires de la Causa Sinarka



Los Héroes de Santa Cruz
Crónica de la represión y asesinato de 12 Sinarquistas
Extracto de la Crónica publicada en Historia Gráfica del Sinarquismo 1Juan Ignacio Padilla (1947)

Fue en Sta. Cruz de Galeana, Guanajuato.

Fue quizá hoy, porque el recuerdo de ese día, el más tremendo de cuantos he vivido ha quedado incrustado en mi alma. No puedo ni quiero borrarlo. Porque ese día, sellé mi compromiso con el Movimiento y con México. Alfonso Trueba y yo fuimos enviados por el Jefe Zermeño a dirigir el homenaje sinarquista a la Bandera, en Celaya, el sábado 24.


Por la tarde, en el comité municipal, se nos acercó el compañero Aniceto Castillo, Jefe de Santa Cruz, para decirnos:

"Jefes, vengo a pedirles que nos acompañen mañana en nuestro desfile en Santa Cruz. Es Domingo y bajará toda la gente de los ranchos porque hay mucho alboroto por la Fiesta de la Bandera. Si nos acompañan, verán que bonito sale".

El Domingo ahí estábamos en la plaza del poblado. 5,000 Sinarquistas, casi todos campesinos. Castillo ordenó a la gente acercarse al kiosco y desplegar las banderas.

No sé porqué, Trueba y yo presentíamos algo. Peligro en el ambiente.
Nuestros discursos fueron un angustioso llamado a la Unidad, a la Fraternidad, al olvido de odios pasados, a la buena voluntad para luchar TODOS porque fueran una realidad las Tres Garantías de la Bandera: Unidad, Independencia, Fé.

Cantamos el Himno Nacional, lanzamos vivas a México y dispusimos a la gente para pasear las Banderas por las calles del Pueblo. Los más valientes, empuñaron los pendones y se colocaron al frente de la Columna en marcha.

Inesperadamente, al llegar los abanderados a una esquina –perfecta emboscada- se escucharon detonaciones persistentes y horribles, en respuesta a nuestros gritos de ¡Viva México! De azoteas y bocacalles salieron no menos de 40 reservistas disparando a mansalva sus carabinas sobre la multitud pacífica y sin armas.

Saturados de alcohol y de rabia por sus líderes, los reservistas no habían podido escuchar nuestro llamado a la Unidad. Era manifiesta la consigna de asesinar sin misericordia.

Banderas oscilando sobre los cuerpos ametrallados, otros puños vigorosos recibiéndolas de las manos inertes.

Hasta tres veces veo inclinarse y erguirse una misma Bandera.

Cada Sinarquista es un héroe. El tiroteo persiste.

Caen nuevos soldados. El desconcierto se cierne sobre los espíritus. No recuerdo otro momento más angustioso de mi vida.

Mi primer impulso fue gritar ¡Adelante! Lo hice y lo repetí segunda y tercera vez. Los patriotas, a pesar de la muerte que los acechaba, se estremecieron con mi grito y obedecieron.
¡ADELANTE!

Pero seguían cayendo más soldados de nuestra pacífica milicia y no teníamos con qué repeler la agresión porque no habíamos ido a matar.

Ahí mi tortura para conocer mi deber del momento. Seguir adelante equivalía a precipitar a los compañeros a una muerte inevitable e inútil.

Los asesinos estaban ebrios habían recibido una orden y seguirían matando hasta acabar su dotación de cartuchos. Ordené retroceder y dispersarse.

La columna parecía demasiado lenta. Las puertas de las casas devoraron en minutos a la enorme multitud. En la esquina y a lo largo de la calle, quedaron tendidos sobre el polvo doce valientes, envueltos en su bandera, asidos fuertemente a las astas.


Media hora quedó el pueblo a merced de los asesinos. Disparos, carcajadas, gritos de odio y retos grotescos. Sentí entonces la tragedia de nuestra Patria. Y cayó sobre mí, densamente, la desesperación de saberme obligado a proteger la vida de los campesinos y tener las manos vacías. Cuando todo quedó en paz y un silencio de cementerio cobijó a Santa Cruz, regresé a la calle fatídica acompañado por un joven sinarquista.

No olvidaré nunca ese espectáculo. La esquina sembrada de cadáveres. Esposas, madres e hijos de los gloriosamente caídos, lanzando lamentos que acaban por romper el alma. Nunca ví rostros tan extrañamente hermosos en aquellos héroes.


Mezcla de orgullo triunfal y de paz eterna se habían plasmado en todos ellos. Doce testigos ante Dios, del espíritu que alentaba a la Nueva Patria.

Sobre su sangre, inclinado en sus cuerpos luminosos, concerté con sus almas una cita y sellé un sagrado compromiso. El teniente Piña Cerda, comandante del destacamento militar que fue a guardar el "orden", y jefe de los reservistas atacantes, nos detuvo a Trueba y a mí.

El procurador de Justicia de Guanajuato, un anciano decrépito y servil llamado Juan Castelazo, nos consignó, acusados de los doce homicidios.

Permanecimos 5 días en la cárcel de Celaya, donde salimos por falta de méritos, gracias a la rectitud y valor civil del Lic. Tagle Maldonado. Los sucesos de Santa Cruz sacudieron a México.


Doce muertos estoicamente por la reconquista del derecho de los mexicanos a honrar su Bandera fueron y son un símbolo de un Pueblo que se insurrecciona con el corazón y la vida prontos a ofrendarse, frente a quienes solo quieren verlo sumiso y derrotado.

¿Qué virtud especial tenía el sacrificio de doce hombres en un país en el que nos hemos dedicado a hacernos pedazos en 100 revoluciones?

No era el saldo de una refriega vulgar. Era la demostración de que México se iluminaba con una nueva Fé.

El Jefe Zermeño escribió a las familias de los Caídos: (Extractos)"respeto vuestro dolor que es el mío propio… conozco el deber como Jefe Sinarquista que tengo hacia ustedes y les recuerdo que la palabra nuestra será cumplida…Sus padres, hijos y esposos que murieron por la Patria y la Justicia no los dejaron desamparados…Quedamos nosotros…La salvación y la libertad del Pueblo Mexicano exige el sacrificio de los mejores…"


Trueba mas tarde escribe al final de la editorial de El Sinarquista:"No tenemos derecho a la paz ni a la vida tranquila mientras haya miseria y dolor en el pueblo pobre de México".


Trueba comenta lo que le dijo Piña Cerda al verlo entrar a la alcaldía para tratar de dialogar con las "autoridades":"¿¿¿Y usted, jovencito, que quiere???Cuando empecé a explicarle, interrumpió mi relación para decirme: -Ah vaya, ¿usted es de esos estudiantitos que nomás vienen a alborotar a la gente y perturbar el orden? , ¿Cuanto le pagaron por venir a Santa Cruz???


Nunca en mi vida sentí tanto coraje como al oír esto. Pero tuve que aguantarme y tragarme la rabia para evitarles el gusto de justificar su odio. De todos modos, ordenaron detenerme...


"Por ellos, por los Caídos, seguiremos luchando, por hacer que en México no haya familias viviendo en pocilgas, vistiendo harapos y sufriendo el hambre. Ellos nos enseñaron el camino del honor.

Ese día, domingo 25 de febrero de 1940.



viernes, 18 de julio de 2008

El Hombre Nuevo està en la punta del Cerro


El Hombre Nuevo està en la punta del Cerro
18-jul-2008 16:04

Estabamos en el Ixtlàn. El Camino era seco a pesar de que escuchàbamos el ruido lejano de un rìo. Ibamos con la ropa de milicia. La excursion era estricta. Ibamos de campamento. Silencio mientras caminabamos para compenetrarnos del poder de la Tierra y que las ideas poco antes debatidas calaran hondo.


Jodido... Esto es difìcil, dice el camarada Pablo.

El Jefe Mota lo manda callar.

"!Esto no es juego¡. Debemos aprender a hacer Silencio. Saber cuando hablar y saber cuando callar".

- Pero ya duelen los pies, jodido! Volviò a quejarse el compañero, novato aùn en èstas lides.

El Jefe nos detiene a todos:

"llevamos caminando una hora... Quien mas està cansado?"

Desconfiados, miramos unos a otros como no atrevièndonos a reconocer el cansancio fìsico que nos agobiaba.

"Escuchen compañeros: pueden quejarse, pueden hasta lamentarse y llorar bajo el peso de las mochilas. Pueden si quieren insultarme y regresarse a su casa...

Pero escuchen: Hace unas horas, hablaban de una patria nueva, hablaban de justicia, de lucha, de participacion. Ahora, reniegan y se lamentan y lo unico que hemos hecho es caminar una hora.

Pero les voy a decir: ven aquel cerro?"

- señalò una loma alta, mas alta que las abruptas peñas anteriores-

"Ese cerro es donde està el Hombre Nuevo. El Hombre viejo es èste: el que prefiere quejarse cuando apenas ha caminado, el que se lamenta cuando el camino parece difìcil.

Compañeros: el hombre viejo es el que traiciona y prefiere rajarse cuando las cosas no avanzan fàcil. Hagan trampa, pasenle la carga de la lucha al otro, al que se deje.

Corrompanse: paguenle a otro para que los cargue y robenle sus provisiones.

Compañeros: si quieren pueden quedarse asì: como hombres viejos. como rebaño vencido, que solo en el discurso es combativo, pero en las primeras jornadas se declara derrotado por el cansancio. "

"Ahi està el hombre Nuevo compañeros: arriba del cerro.

"es nuestro objetivo: el que aprende a vencer su comodidad y cansancio personal, el que es solidario y fraternal. El que perservera, el que se vence y se traga las frustraciones y las rabias. Ahi està esperandonos el Hombre Nuevo Compañeros... y tiene sus propias caras".

Jodido! Ahora sì que el Jefe Toño Mota nos diò en la herida.

Nos vimos... Tenìa razòn el carajo. Estabamos renegando por un camino corto.

Y nosotros proclamando la "lucha por la Nacion y el Pueblo",

como si esta lucha fuera mas sencilla. Nos miramos. El Jefe Toño ya se habìa puesto en marcha. Se ajustò su mochila, y siguiò sin voltear. El Hombre Nuevo està en la punta del cerro, nos dijimos...

Y despues de sonreir como bobos, empezamos a avanzar.

CARAJO !!! Tiene razòn....

Seguimos la marcha por otra hora y media y les juro que ya no la sentimos. Todos sentiamos que podìamos ser ese Hombre Nuevo, que podìamos ser como Juan Ignacio, como Josè Antonio.... Que podìamos de verdad conquistar lo inconquistable.
En la noche, dormimos como benditos, sabiendo que al menos ese dìa, supimos vencer nuestra comodidad y que no fuimos traidores ni nos ablandamos. Que fuimos al menos esa excursion, el Hombre Nuevo Sinarquista, el que lucha por su Naciòn , por su Pueblo y por su Honor.

( Adaptado de un Texto publicado en Forja de Luchadores de 1996. Ixtlan)

domingo, 13 de julio de 2008

Mexicanos por falta de identidad....


(Guillermo Marín, Antropólogo, Colaborador de Revista Sinarquía)


... como extranjeros incultos en su propia tierra


Uno de los grandes problemas del mexicano es la inseguridad de una identidad no entendida profundamente. No es que no tengamos identidad. Por el contrario, somos uno de los pueblos en el mundo con una identidad cultural muy vigorosa, heredada de 8 mil años de desarrollo humano, motivo por el cual estamos dentro de los 5 países más visitados por el turismo internacional.


La identidad nos da pertenencia, fuerza interna y orgullo. Cuando no tenemos muy claro cuales son nuestros orígenes, cuales nuestros logros, la dimensión de nuestro pasado, es cuando nos quedamos sin memoria. Una persona, una familia o un pueblo SIN MEMEORIA, se encuentran en un estado de indefensión y de inseguridad.


Imagínese que una persona, una familia o un pueblo entero pierdan su memoria. Quedarían indefensos, pues al no saber de dónde vienen, es decir, cuales son sus orígenes, no sabrían quiénes son en verdad. Y al no saber quienes son, ni de dónde vienen, no podrían definir a dónde quieren ir en la vida. Quedarían como fantasmas, vagando, perdidos en el laberinto de la soledad, de no saber quienes son. Estarían indefensos de sus enemigos, huérfanos de sus haberes y saberes. Siempre sumisos, inseguros, siempre violentos y a la defensiva. Siempre tratando de ser alguien que no es.



Por desgracia esto es lo que nos ha pasado en estos últimos cinco siglos de colonización. De hecho, la colonización material y económica se fundamenta en la pérdida de la identidad del colonizado. Esta es la razón por la que desde el mismo momento de la caída de Tenochtitlán, los españoles destruyeron la ciudad más grande y bella en el mundo de aquellos tiempos. La intención era borrar completamente cualquier vestigio de la gloria de la civilización vencida. El segundo paso fue negarles a los vencidos la condición de seres humanos y tratarlos como animales. La tercera medida fue declarar demoníaca su religión y por ende toda su cultura.



En los primeros trescientos años de colonización los españoles nacidos en España (gachupines) negaron y despreciaron sistemáticamente la cultura de los pueblos vencidos. En los últimos doscientos años los españoles nacidos en esta tierra (criollos) han mantenido este sistema, sólo que le han hecho pequeños cambios para dejarlo igual.



El resultado es que la inmensa mayoría de mestizos no conoce y desprecia la parte indígena de su ser. Consideramos que bien podría ser un 80% de la población. Otro 10% son parte viva de esta herencia y los llamamos peyorativamente “indios” o más modosamente, a manera de eufemismo, “indígenas”. El 10% restante de los “mexicanos” son ese 10% que posee la riqueza de esta nación y que se mantienen ideológicamente como “criollos”, defienden a ultranza su descendencia europea y en muchos casos son recién avecindados en este país, en donde no tienen ni tres generaciones de depredar al pueblo que les dio asilo.



Ese 80% de los mexicanos “desindianizados” como los llamó Bonfil Batalla se la pasan tratando de ocultar, negar, camuflajear sus raíz cultural indígena. Algunos tratan de hacer “milagros” para cambiar su morfología, con cirugías plásticas, cremas blanqueadoras y colorantes de cabello. La mayoría que logran educarse académicamente son verdaderos “extranjeros en su propia tierra”. Entre más altos grados académicos logran y poder adquisitivo, más se alejan de su raíz madre. Se aferran como náufragos a “la cultura de las bellas artes europeas” y a la cultura grecolatina. Para ellos “lo mexicano” es de mal gusto, elemental y primitivo... a lo más, folklórico.


Es cierto que es un error generalizar, pero también es cierto que por desgracia es lo común en nuestra sociedad y cultura dominante. No podemos tapar el sol con un dedo y fingir que no nos damos cuenta.


El mexicano promedio no conoce la historia antigua de su civilización madre. Lo poco que sabe es la versión de los vencedores. Aquella que habla de “La Batalla de la Noche Triste”, cuando nuestros Viejos Abuelos derrotaron a los invasores extranjeros. Lo poco que sabemos se reduce al “formidable imperio azteca”, que fue “la pura invención de los conquistadores”, pues el esplendor del México Antiguo se dio entre el año 200 a.C. y el 850 d.C. muchos siglos de distancia de la invasión y cuando llegaron la civilización estaba en medio de una decadencia cultural.



El mexicano común desconoce las bases, los logros, los alcances científicos, sociales, artísticos y fundamentalmente espirituales que llegaron a tener nuestros antepasados. No tiene idea de los tres períodos conocidos como Preclásico, Clásico y Postclásico. No tiene la menor idea de la trascendencia de las culturas olmeca, maya, zapoteca, mixteca, tolteca o mexica, que se dio a lo largo de siete mil quinientos años de historia. Borrosamente conoce muy poco de lo que fue en verdad la Conquista y muy poco de la Colonia. El XIX y el XX no existen en la memoria del mexicano común. El mexicano vive ajeno a su pasado y por eso no sabe quién en verdad es él. No puede aspirar a un futuro porque no tiene pasado y no entiende el presente. En medio de la pobreza material y espiritual vaga con los hijos colgando de quincena en quincena, asido sólo al canal de las barras y las estrellas. En medio de la explotación, el rechazo y la auto denigración.


Amable lector, ¿creerá usted que exagero? Colón cuando llegó a este continente (sabe usted que nombre le pusieron por miles de años nuestros Viejos Abuelos a su tierra), confundió a sus habitantes y les llamó “indios”, porque él creía que había llegado a la India. ¿Sabe usted que nombre se daban a sí mismos nuestros antepasados? Por qué tanto desprecio de nosotros contra nosotros mismos al seguir llamado, terca y despreciativamente a los pueblos originarios “indios”. Sabía usted que los criollos cuando le arrebataron el territorio a los gachupines a través de la Guerra de Independencia le pusieron a su nuevo país México, pero...¿sabe usted el nombre que le daban por milenios los antiguos mexicanos al territorio que hoy conforma nuestra nación?



No le parece muy “curioso” que la mayoría de los mexicanos no sepamos nada de nuestro glorioso pasado perteneciente a la civilización madre?



Indiscutiblemente que los mexicanos formamos un pueblo y una cultura mestiza, pero: si tenemos siete mil quinientos años de desarrollo humano, historia y cultura “indígena” y quinientos años de cultura europea, africana y asiática... ¿ha pensado en que porcentaje esta su mestizaje? ¡Si, el de usted!

TLC y Nuestra Identidad Cultural









IMPLICACIONES DEL TLC EN
NUESTRA IDENTIDAD
CULTURAL Y LA EXTENSIÓN
UNIVERSITARIA

Lourdes Ruiz Lugo
Lourdes Ruiz Lugo es Directora de Difusión y Extensión Universitaria de la ANUIES.

Contenido del Artículo:

1. INTRODUCCIÓN.
2. IMPLICACIONES DEL TLC PARA NUESTRA IDENTIDAD FOLCLORICA, ARTISTICA Y CULTURAL.
3. LA EXTENSION UNIVERSITARIA Y DIFUSION CULTURAL ANTE EL TLC.
CONCLUSIONES.

1. INTRODUCCIÓN Contenido

México como nación y proyecto postrevolucionario conglomerado dependiente, mosaico multicultural y país de etnias, síntesis de tradición y modernidad, de religión y ciencia, arte y técnica, política y báculo, atraviesa en la conciencia y en la actividad diaria de todos los mexicanos por un periodo difícil que va desde el problema económico, hasta la paulatina pérdida de la calidad de vida de grandes sectores de la población, pasando por el trastocamiento de valores y actividades culturales, que le permiten conocer, enfrentar, organizar y responder a las causas y fuerzas -externas e internas- que la producen.

En este contexto, resulta inaplazable vincular el trabajo cultural con el conjunto de políticas de desarrollo económico, educativo y social. Hasta ahora el quehacer cultural se ha venido desplazando a planos y niveles inferiores y aislados del desenvolvimiento social. Lo anterior ha provocado entre otras cosas, la fragmentación del conocimiento de la realidad; por lo que es indispensable que la multiplicidad de instancias dedicadas al trabajo cultural, establezcan verdaderas políticas ligadas al esquema de un desarrollo cultural, con el fin de preservar nuestra identidad.

Si bien no es posible definir nuestra identidad nacional, si lo es el connotar elementos que la distinguen y la tipifican entre otras culturas. El hacer esta tipificación en el caso de México resulta complejo, pues la riqueza de sus valores originales imponen una extensa investigación antes de señalar tan sólo los más representativos.

Nuestra identidad nacional se resume en pocas palabras: folclor, historia y educación formal e informal; pero de estos elementos se desprende una gama infinita de factores que nos identifican como mexicanos, tales como nuestra danza, el vestido, la alimentación, las festividades típicas, las leyendas, nuestra literatura, las instituciones, en fin, nuestras costumbres aún no modificadas o estilizadas por la importación de valores extranjeros.

Cabe ahora la interrogante central de este tema: ¿El Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y Estados Unidos tiene implicaciones para esos valores de nuestra identidad nacional?

Indudablemente que sí, puesto que se da en un marco de apertura internacional que permitirá externarnos, pero también recibir la connotación sustantiva de los otros dos países socios.

La pérdida de nuestra identidad nacional no es un riesgo que tengamos por el solo hecho de que se consienta el Tratado de Libre Comercio; el riesgo ya está latente de antemano por otros motivos, como es el desarrollo del trabajo cultural que en nuestro país existe como una larga tradición a través de una multiplicidad de instancias y agentes institucionales espontáneos, que con diversos enfoques y recursos han venido desarrollando tareas en este sentido. Pero también es cierto que estas actividades, auspiciadas por el sector público o privado, experimentan deficiencias que limitan su ejecución y comprometen los resultados deseados.

Algunos aspectos débiles de la situación que prevalecen actualmente en el trabajo cultural, serán determinantes para definir las políticas que han de enfrentar las implicaciones culturales del TLC, por lo que necesariamente habrá que reforzarlas, se señalan brevemente algunas de estas deficiencias:

La carencia de planes, programas y acciones a nivel nacional y regional, que ordene la preservación, investigación, rescate, conservación, promoción, difusión y divulgación de las culturas populares y etnias.
La falta de políticas culturales congruentes con las características y realidades del país; su diversidad geográfica, lingüística y poblacional; su sistema político y su desarrollo histórico, entre otros.
La transculturación acrítica e indiscriminada, derivada de una relación cconómica con cl exterior, dependiente y asimétrica, que provoca un trastocamiento nacional de nuestros valores.
La inexistencia de una política cultural participativa y plural.
La inexistencia de una legislación federal y estatal, acorde a las necesidades del país.
La descoordinación y desvinculación, casi generalizada, entre los estados y los municipios, en lo relativo a la planeación y realización de acciones culturales.
La excesiva y permanente centralización, a todos los niveles del quehacer cultural.
La insuficiente infraestructura básica, para el desarrollo y práctica de la actividad cultural, y su desequilibrada distribución en el territorio nacional.
La insuficiente e inadecuada aplicación de recursos al trabajo cultural.
La ineficaz utilización de los medios promocionales de los contenidos y formas de las actividades culturales.
El uso y manejo de los medios masivos de información, principalmente la televisión, con criterios y objetivos preponderamente mercantilistas.
La falta de legislación actualizada en materia de información y comunicación, que permite entre otras cosas la penetración cultural externa y la manipulación de los mensajes.
La duplicación, espontaneísmo, comercialización y utilización del trabajo cultural, con fines sectarios, partidistas y otros más que son ajenos a la finalidad formativa de las manifestaciones culturales.
Ante tal realidad consideramos que es necesario analizar las probables implicaciones de la citada apertura comercial. que no forzosamente son negativas para la cultura, historia y educación mexicanas, pero esto, hay que hacerlo basándonos en un razonamiento claro y objetivo, apoyado en experiencias y hechos, independientemente de las peculiares posturas ideológicas y políticas.

Para efectuar tal análisis, también es preciso conceptualizar el Tratado de Libre Comercio, el cual podemos entender como el acuerdo entre los tres países pactantes, para eliminar barreras comerciales entre ellos, preservando su soberanía y al margen de toda intervención externa en los asuntos estrictamente internos.

En esencia se habla de un acuerdo comercial, sin embargo, los efectos se manifestarán en todos los ámbitos de la vida nacional El social, económico, político, educativo, cultural, etc., unas veces con amplio sentido positivo, otras con menores beneficios en ocasiones en perjuicio de la vida nacional. Lo interesante sería evaluar en donde se manifiesta el mayor peso, puesto que hay renglones que tendrán implicaciones benéficas como es el hecho de que podrán incrementarse las exportaciones, inversiones, empleos y salarios; necesariamente reconociendo que habrá sectores desplazados o modificados por la apertura comercial, tal es el caso de los industriales, comerciantes e inversionistas marginales, escasamente tecnificados y con baja capacidad competitiva.

En cuanto a nuestra identidad podemos referimos a dos ámbitos folclor y difusión y extensión cultural, intentando por ahora ser breves, dado que como se dijo, esto implicaría toda una investigación.

2. IMPLICACIONES DEL TLC PARA NUESTRA IDENTIDAD FOLCLORICA, ARTÍSTICA Y CULTURAL Contenido

En relación a este tema se presentan dos posiciones diametralmente opuestas:

Por una parte, los que se oponen a la firma del Tratado, argumentando que entre México y los países socios existen grandes asimetrías, lo cual genera notorios riesgos para nuestra cultura, arte y folclor que se supone habrán de sucumbir ante los embates de una cultura hegemónica, manifiesta por su predominio en los medios mundiales de comunicación.

La segunda posición se sustenta por quienes están a favor de la firma del Tratado, señalando que la cultura, arte original, folclor e identidad de los mexicanos son más fuertes que las de Canadá y Estados Unidos, de manera que no debe existir temor ante el riesgo de que nuestros valores sean afectados.

De hecho, en relación a esta última comente, comentó Carlos Fuentes: "son los estadounidenses quienes corren más riesgo de que su identidad nacional se deteriore ante la fuerte presencia de la cultura mexicana".

La verdad es que no pueden adoptarse tajantemente estos criterios, pues hay que reconocer por una parte que por su avanzada tecnología en cuanto a medios masivos de comunicación, Estados Unidos cuenta con elevada capacidad de penetración e incontrovertiblemente tendremos que admitir que parte de sus costumbres alimenticias, recreativas, culturales, etc., penetrarán a nuestro país, especialmente a través de las nuevas generaciones que, por su desinformación del folclor, arte autóctono y cultura mexicana se encuentran menos arraigados a éstos, como de hecho sucede en algunas ciudades fronterizas del norte de nuestro país.

Por otra parte, tenemos que reconocer también que la fuerza de una cultura ancestral. como es la mexicana no es fácilmente desarraigable primero por la persistencia de grupos autóctonos, después porque la mayor parte de la sociedad (especialmente la clase media y de ingresos bajos), no son vulnerables al cambio y finalmente, porque el colorido de nuestro folclor es contagioso dado su brillantez y lo sencillo del trazo, todo ello sin menoscabo de las acciones institucionales que se deben desplegar para preservar nuestras tradiciones y costumbres, por ejemplo, los eventos oficiales de las fiestas patrias, las ferias apoyadas por los gobiernos de los estados, la divulgación de valores a través de museos y exposiciones, los festivales auspiciados por centros educativos oficiales, etc.

A lo anterior hay que agregar que, la migración de mexicanos hacia Estados Unidos es más elevada que la de este país hacia México, creándose así una corriente transportadora de nuestros valores hacia nuestros vecinos del norte.

Hay algo que por su trascendencia debemos señalar, en cuanto a las implicaciones del TLC sobre el folclor de México y esto es el hecho de que con la apertura tendrán que modernizarse nuestros medios de difusión, facilitando su divulgación hasta hacerlo trascender en intercambios a los rincones más apartados del país, a la vez que por este mismo motivo podrán generarse registros de estos valores culturales, con mayor autenticidad.

No hay que pasar por alto que la importación de productos tras nacionales habrá de crecer con fuerza. como consecuencia de la liberación económica, transformándose el patrón de consumo de los sujetos, creándose nuevas actitudes consumistas que repercutirán en los hábitos del mexicano, en este sentido si puede generarse un riesgo para nuestra cultura como compradores, desviándonos de los patrones originales.

Puntualizando estos aspectos con el enfoque ortodoxo de análisis del TLC, habremos de señalar lo siguiente:

El Tratado de Libre Comercio nos expone a una competencia de mercado, de inversiones, de penetración de productos de un país a otro, pero ni se ha visualizado plenamente, ni se ha discutido si ésta competencia se hace extensiva a otros ámbitos tan abstractos como es el de nuestra identidad nacional o nuestro folclor como una de las bases de ésta.

Si en estos aspectos intentamos exponer ventajas comparativas advertimos que:

a) Los valores de nuestra cultura, tienen mayor pureza que los de Estados Unidos y Canadá; por razones históricas, México ha logrado preservar tradiciones, costumbres y demás elementos culturales que datan de la época prehispánica, los cuales se han ido perdiendo en el caso de los países de Norteamérica, cuyos orígenes de por sí son más recientes.

b) El colorido de nuestro folclor también es mayor y, el mosaico de sus manifestaciones, en mucho supera a las de los países socios. cuyo grado de hibridez cultural rebasa a la nuestra.

c) La raigambre de nuestras tradiciones es más fuerte que en el caso de Estados Unidos y Canadá.

d) México cuenta con una acervo cultural artístico y artesanal propio que nace y se transmite de generación en generación sin que se modifique a través de su historia, pues estos valores son patrimonio de los grupos autóctonos que aún existen en nuestro país. En Estados Unidos y Canadá no existe esa tradición resguardada por una sociedad invulnerable al cambio en sus valores originales, pues la vorágine de su tecnología y desarrollo los ha minimizado e incluso los ha segregado como factores de lastre en sus estructuras modernas.

Desde luego hay un factor que en un momento dado puede sernos desfavorable la capacidad difusora de Estados Unidos, debido a su avanzada tecnología en cuanto a medios de comunicación. Según hemos dicho, sus sistemas de propaganda y penetración y su capacidad de inversión en estos rubros: aquí cabe preguntar, ¿Qué tan desfavorable puede ser para México?. Esto quedará condicionado a nuestra capacidad para revolucionar los sistemas de propaganda, difusión y extensión de la cultura, mecanismos de intercambio interno y trazo de programas que la fortalezcan indistintamente de la firma del TLC el cual en todo caso sólo sería un acelerador de la contaminación cultural que México experimente.

Hay que exaltar un hecho y éste es que, aplicando políticas que fundamenten acciones inteligentes, estas aparentes desventajas podrían constituirse en beneficios para impulsar nuestra identidad nacional a través de la cultura, el arte y el folclor; por tal razón es preciso implantar mecanismos para enlazar el gigantesco sistema de difusión norteamericano, con nuestros intereses, condicionándolos a que dichos espacios sean equitativamente compartidos con los valores que México pretenda fortalecer con mayor difusión.

Por otra parte, en sentido estricto, consideramos que la inversión extranjera, directa o indirecta, no necesariamente lesiona nuestra identidad folclórica, artística o cultural, pues recordemos y, es sabido por todos los involucrados en los procesos de difusión cultural, que no contamos con infraestructura suficiente y menos aún con la capacidad de inversión como para llevar un intercambio de valores hasta los rincones más apartados del país, lo cual involuntariamente nos está conduciendo a culturas elitistas que benefician a los que, en poco o mucho. puedan pagar el acceso al espectáculo, educación, medios audiovisuales, de información, etc., lo lamentable para nosotros es que la mayoría de los mexicanos no pueden allegarse por sí solos tales valores, será necesario reforzar, apoyar e instalar políticas culturales, no solo en las instancias gubernamentales, sino también en instituciones como las de educación superior, a través de los Corredores Culturales Regionales, de sus medios de comunicación, sus ferias nacionales y regionales de ciencia, arte y tecnología; de su extensión de los servicios, foros, simposia, conferencias y, sobre todo, de sus profesionales y técnicos ya que finalmente serán ellos los que apoyen la consolidación y la preservación de nuestra cultura en todos los sentidos. Pues recordemos que nuestras universidades públicas han dado notorias muestras de ello.

Identidad Cultural y Trabajo Comunitario

Trabajo comunitario, identidad cultural y globalización:


Marlene Holländer y Ximena Birkner * El propósito de este ensayo es mostrar que el fenómeno globalizador impulsado desde Occidente, ha venido configurando un escenario, que amenaza reducir lo identitario a una lógica de guerra entre lo propio y lo ajeno. El énfasis dado a la institucionalización del neoliberalismo, como modelo único de crecimiento económico, ha generado fuertes impactos individuales y colectivos. En este trabajo, se reflexiona sobre estos temas, recogiendo testimonios de tales impactos. Además, se muestra a Occidente, desde otras voces, cuyos argumentos de resistencia a toda visión reduccionista de la experiencia humana, cuestionan la universalización monologizante de Occidente. Tales argumentos, a la vez, nos instan a revalorizar nuestros legados culturales e identitarios más próximos, y a redescubrir lo comunitario, como un espacio de encuentro y potenciación de aquellas necesidades y expresiones más constitutivas de lo humano. El fenómeno globalizador ha despertado un creciente interés e inquietud en diversas áreas de las disciplinas sociales, dada la creciente presión que viene ejerciendo la actual universalización radical sobre los espacios culturales, societales y ecológicos, a partir de referentes y estándares occidentales. Para algunos historiadores tal fenómeno respondería a que, en determinados períodos civilizatorios, se procura realizar un proceso de universalización, entendiendo éste como la tentativa concertada de establecer un control con alto nivel de centralización sobre una variada gama de actividades económicas y políticas (Ripkin 1990). Recientemente, el 18 de octubre de 2001, desde Ciudad de México, Rigoberta Menchú, - Premio Nobel de la Paz y Presidenta de la Iniciativa Indígena por la Paz- dijo que: “Tuvieron que ser necesarios los dolorosos sucesos del 11 de septiembre para que todos (…) se dieran cuenta de que el mundo en que habitamos todos es uno solo” (2001). Más adelante, califica las acciones posteriores como “un acto de represalias absurdas, que busca reafirmar por la vía de las armas la sinrazón de la fuerza”, añadiendo que: “no nos extraña - aunque nos asusta - la peligrosa unanimidad de los que quisieran ver su orden civilizatorio no sólo como legítimo, sino como el único posible.” (Ibid). Menchú no elude manifestar “un público rechazo al terrorismo criminal”, pero, con no menos fuerza, denuncia “la prepotencia belicista que hoy busca reafirmar su hegemonía, bombardeando a un pueblo indefenso, cuyas víctimas comparten con otros 800 millones de hambrientos la indigna categoría – estadística, no humana- de “daños colaterales”(Ibid). Sus palabras parecen interpelar a una concepción lineal del progreso universal, la cual contiene enunciados impositivos que han ido consolidando un imaginario determinista y excluyente de orden y desarrollo. Esta es una comprensión autorreferida de la cultura, que reduce la diversidad a categorías de estadística y análisis, orientando la vida cotidiana, sin llegar a constituir legítimos e indispensables espacios de alteridad. Según las etnólogas Breindenbach y Zukrigl habitamos una sociedad mundial sin fronteras, donde migrantes, jóvenes, artistas, científicos e internautas forman comunidades transnacionales, unidas entre sí por elementos sociales, profesionales y espirituales comunes (2000: 42). Sin embargo, aunque esto resulta cada vez más familiar, a veces pareciera quedar en el olvido que el fenómeno de la pluriculturalidad siempre ha formado parte de la humanidad, con variados momentos de mayor o menor aceptación. Por otra parte, la comprensión de la cultura, no la estática ni monolítica, sino si se la interpreta como un flujo de significados heterogéneos – caracterizados por el cambio y la transformación -, ha estimulado en diversos autores, la necesidad de revisar los procesos históricos de construcción y consolidación de Occidente como modelo civilizatorio. Estas mismas autoras hacen hincapié en que el ocaso de formas de vida y cosmovisiones no es algo nuevo. El impacto de “lo nuevo” consistiría en la velocidad que imprime al cambio en esta llamada “época de la globalización”, caracterizada por una “monologización estructural y asimétrica”, puesto que “las estructuras de la cultura global, no se han formado con la misma participación de todas las culturas (…), en tanto algunas se recalcan, otras se ignoran” (Ibid). Cabe considerar, también, que lo que se denomina “lo occidental”, contiene, asimismo, una multiplicidad de versiones culturales, algunas de las cuales son enfatizadas y otras permanecen subvaloradas. La institucionalización del neoliberalismo, como único modelo de crecimiento económico, ha generado un clima de soledad y desamparo. La universalización monologizante ha dificultado la construcción de un mundo más justo, reduciendo el sentido de la existencia a la libertad de consumo como un único satisfactor, sin dar respuesta a búsquedas y necesidades más constitutivas de lo humano, como la necesidad del vínculo, de la solidaridad, del compromiso, de la imaginación, de la creatividad y la esperanza. Desde una perspectiva holística, proponemos escuchar algunas voces del “sentido común” y de lo “docto”, que expresan percepciones individuales y colectivas, en un ámbito comunitario, desde el habla de la vida cotidiana. En este ejercicio encontramos voces cuyas narrativas testimoniales, que nos convocan a reflexionar sobre los imaginarios que rondan en la entrada aciaga e incierta del nuevo milenio, el cual, como deciamos, tiende a reducir lo identitario a una lógica de guerra entre lo propio y lo ajeno. Finalizaremos este ensayo compartiendo algunas reflexiones desde nuestra propia experiencia en lo comunitario sobre lo que estimamos como una realidad emergente que buscaría incorporar viejos y nuevos significados, reelaborando imaginarios más referidos a las necesidades humanas, y gestando nuevos modelos participativos y de encuentro comunitario.

Voces e imaginarios
En 1992, Ailton Krenak, entonces Coordinador de las Naciones Indias del Brasil, señaló la dramática situación de los pueblos originarios americanos: “Cuando el gobierno se apropió de nuestras tierras en el Valle de Río Dulce, quiso ofrecernos otro lugar donde vivir, pero ni el Estado ni el gobierno comprenderán jamás que no tenemos ningún lugar dónde ir. El único lugar donde nos corresponde sembrar vida plena y justa está en América. Y vemos ahora, que la guerra del saqueo se amplía en la Amazonia y en la Antártida” (Krenak 1992). Una globalización -que avasalla con “metas”, “pautas” y niveles de consumo”, al estilo de “los países desarrollados”-, acostumbra soslayar hechos que confirman que dicho desarrollo sólo ha llegado a ser posible, por la sobrecarga energética del planeta. Además, y no menos grave que esto, resultan ser los sostenidos impactos en la vida cotidiana individual y colectiva, las cuales vienen expresando, con creciente fuerza, su no dispossición para correr esta maratón. Tal sentimiento, nos parece que se refleja en las palabras de la artesana Rose Marie: “Yo no concibo la vida sin la artesanía (…); no tengo más zapatos que estos (…), estos pantalones (…), estos chalecos los conchavo [trueco] por platería(…); yo no estoy dispuesta a la elegancia (…), no estoy dispuesta” 1 Una de las estrategias recurrentes para “colonizar los imaginarios”, ha sido la de “silenciar”, “velar”, “encubrir” otras miradas; domesticar la creatividad de los actores, frenando y encauzando a la imaginación, conforme a los patrones dominantes (Gruzinski 1991). En tal sentido, creemos que la lectura acostumbrada de un Occidente lineal y homogéneo, podría provenir de la cristalización de ciertos imaginarios en desmedro de otros. Esto se traduciría en discursividades y praxis hegemónicas, silenciando otras narrativas propositivas y de resistencia, velando transgresiones y “transcripciones” 2, cuyo olvido haría, de la monologización histórica, un desencanto de sí mismo. Mijail Bajtin describe al mercado, en el pasado europeo, como principal espacio de cuestionamiento a quienes gozaban de pleitesías. Más tarde, la transcripción oculta se desplazaría en Europa a bares, tabernas, bodegas, cabarets y cafés, fomentándose en ellos la cultura popular a través de “juegos, canciones, apuestas, blasfemias y desórdenes”, contraviniendo la cultura oficial promovida desde el Estado e iglesia, instituciones que consideraban dichas prácticas como subversivas (Cit. por Kottak 1994: 456). El sentido moderno del trabajo, impuesto hegemónicamente desde la intervención paternalista de la Ilustración Europea, ha sido quizás uno de los mecanismos decisivos para instalar una visión uniformizante del constructo occidental de hombre. Un ejemplo de ello es el quiebre impuesto, por el capitalismo en su fase expansiva, a las instituciones tanto sociales, económicas, políticas como religiosas, preexistentes en el continente americano. Esto trasnsformó la producción de utensilios, herramientas, e instrumentos rituales, en producción de valores de cambio. De este modo, las tierras se hicieron apropiables y transferibles por renta y herencia; en tanto el trabajo, en cualquiera de sus sistemas: mita, encomienda, arriendo, esclavitud, obrajes y artesanía, fue convirtiendose en un medio de acumulación económica. Con la modernidad, un nuevo imaginario irá silenciando a otros. Se impone y expande la concepción de “el hombre como amo de la naturaleza”. Esta concepción, junto a la del trabajo, formará parte de un complejo engranaje, acelerando exógenamente vastos procesos de reelaboración identitaria. El poder de “creaturas” hechas a imagen y semejanza de Dios, comienza a ser transferido a nuevas dimensiones: la riqueza, el poder y el consumo, los cuales se van transformando en aspiraciones y nuevos signos de valoración social. Desde el siglo XIX, los discursos sobre la igualdad y la libertad individual se fueron universalizando. Se generaliza el trabajo asalariado, con carácter contractual, sujeto a la ley de oferta y demanda. El imaginario del progreso se expresa en un insaciable anhelo de crecimiento, de desarrollo infinito, cuyo marco ideológico cruza transversalmente dimensiones teológicas, filosóficas, científicas y políticas. Dicho imaginario da fundamento de “verdad”, reorientando las necesidades humanas en función de las demandas que impone “la máquina”, en contraposición y diferenciación con relación a la naturaleza. Kenneth Gergen señala que para los psicólogos norteamericanos, la imagen de la máquina proporcionó la metáfora predominante para (explicar) la subjetividad y la conducta humana empleando frases que connotaban esencialidad mecánica, tales como “implantación de hábitos”, “estructura actitudinal”, “estructura de pensamiento”, etc.” (Gergen 1991). En un sentido análogo, dice Juan, que fue trabajador de una empresa: “Cuando permitimos que nos traten como un medio, sea la empresa, las organizaciones intermedias la sociedad misma, permitimos que nos cosifiquen. Si somos cosas, no podemos tener dignidad” 3. Después de la primera guerra mundial, se evidencia una inquietud creciente sobre la riesgosa “empresa”, en la cual se quería llevar a toda la humanidad. La conmoción experimentada por el escritor Paul Valery se expresó en reflexión: “Nosotros, las civilizaciones, ahora sabemos que somos mortales”. Anteriormente, había alertado diciendo: “Nuestra civilización está adoptando (…) la estructura y las cualidades de una máquina (…). Esta máquina no admitirá nada que no sea un régimen mundial” (Cit. por Gergen 1991: 60). Mucho antes, el poeta inglés William Blake manifestaba sus serias discrepancias con las “ideas-fuerza” de su época: “estaba furioso con Newton y de paso con Bacon, a quienes acusaba de mantener, a capa y espada, un punto de vista brutal, mecanicista, culpándolos de la deshumanización de la naturaleza” (Chimal 1993: 88-89). Para el poeta, la metáfora que describiría al sistema newtoniano era la de “¡Natura Vexata!”, y al nuevo paradigma que se consolidaba, sería la de una ave enjaulada. Su lírica reflejará, entonces, la búsqueda y comprensión de un paradigma más integrador, enfatizando la idea de totalidad A comienzos del romanticismo Blake dudaba sobre el valor de la mera experiencia. Para él, lo percibido sensorialmente no era lo relevante, sino lo imaginado. “Blake manifestó serias dudas sobre el valor de la “mera experiencia”. Lo que percibían los sentidos no era trascendente para la vida, decía Blake, sino lo que era imaginado. “La naturaleza es imaginación –aseveraba- . (…). Para mí este mundo no es sino una sola y continua visión de la fantasía o la imaginación” (Gergen 1991: 45). Lo que recibimos son las voces de una visión llamada “romántica”, pero que no se limitaban al discurso. Ellas buscaron también plasmarse en la acción, y aunque la mayor parte de sus inspiradores no llegaron ni a constituirse ni a plantearse, en términos de desafíos revolucionarios, las miradas y acciones de artesanos románticos y radicales, se opusieron con tenacidad a la anunciación del “hombre posesivo”. Esto llevaría al historiador social inglés Thompson a calificarlos como “un movimiento de resistencia” (Rosaldo 1989: 169). Desde la perspectiva de Nemeth-Baumgartner, hechos como el anterior podrían comprenderse a partir de un “ordenamiento de corte civilizatorio”, el cual, siguiendo la lógica de lo que llama una “geometría conductual”, llevaría a la imposición de grandes transformaciones e impactos culturales, los cuales estarían en directa relación con interpretaciones que se convierten en dominantes (Nemth-Baumgartner 1993: 31-32). Según esta autora, una expresión de tal concepción puede encontrarse en la Constitución Norteamericana, “la que [se crearía] adoptando un modelo mecánico, es decir una máquina para gobernar, donde sus componentes deben funcionar como un aparato de relojería” (Ibid: 98).En otro contexto, significados relacionados a la tesis de Nemeth-Baumgartner pueden encontrarse si se comparan expresiones decorativas celtas y el estilo adoptado por los griegos. En tanto las primeras parecen nacer de un impulso imaginativo, de un anhelo de fluidez, el estilo geométrico griego (arcaico), intenta imponer su propio orden a la naturaleza, lejano a todo vitalismo y autorreferido en su rigidez. Si se une el concepto de imaginario con la propuesta de Nemeth-Baumgartner, resulta más comprensible reconocer a los grupos humanos como diseñadores de realidades. Forma parte de esta nueva mirada la creciente reelaboración epistemológica que surge a partir de la física y la biología. Desde este ángulo, el fenómeno de “los paradigmas” cobra una fuerte expresión en dinámicas cotidianas. Así, la imagen de las “ideas–fuerzas” pueden comprenderse como cristalizaciones no neutrales ni azarosas, las cuales, no obstante, se han desplazado en el tiempo, tanto a nivel micro como macro. Las teorías de Ilya Prigogine complementan lo anterior. Para este teórico de la física todo sistema operaría de acuerdo a la propiedad básica de la divergencia. Esto cuestiona el principio clásico de trayectoria única, donde se impone la linealidad y el determinismo. Por tanto, la llamada tradición occidental no sería más que una sedimentación de retazos, trozos de relecturas comentadas, interpretadas, y he aquí lo que nos puede resultar más alentador: abierta a nuevas reinterpretaciones. 4 Pensamos, entonces, que nos encontramos habitando un tiempo donde resulta imprescindible repensar el pasado de manera crítica, proponer y participar del debate, renunciando a la ilusoria postura de “verdades absolutas”. Estar en disposición a un diálogo ininterrumpido, sin clausuras, admitiendo que formamos parte de complejas realidades históricas, naturales y cósmicas, pues aúnque cuando resulten irreversibles las trayectorias recorridas, cabe asumir que las bifurcaciones están por construirse (Prigogine 1996). Los pasajeros del Metro de Santiago parecen condensar el cansancio y la frustración de nuestros días. Allí el rostro se esconde para no comprometer el gesto, el asiento, la mirada o la sonrisa… o simplemente, un algo indefinido. Allí hay que asegurar bolsos y carteras. El despistado provinciano se va de bruces… y el gesto de simpatía o solidaridad, rara vez llega. ¿Estaremos renunciando también al sentido de lo lúdico? La desconfianza es estimulada por las informaciones televisivas : parece que hay una banda organizada de 300 carteristas acechando diariamente a inocentes usuarios. ¡Ah!, ¡Y ojo con los celulares! Los fines de semana son voces de niños, diversidad y colorido. La ciudad pareciera recobrar un ritmo provinciano… Nos detenemos en la Estación Universidad de Chile. Acá la plástica de Toral 5 activa la memoria, dejando “tarea para la casa”: ¡Qué ganamos con levantar hermosos edificios, fabricar aviones veloces, artefactos que llegan a otros planetas si no tenemos hombres felices que viajen y los habiten. ¡ Entonces nos prometemos: “¡Esta semana sí que será distinta!” Pero, las mejores intenciones se diluyen frente al requisito de “la competencia”, transformada en un valor legítimo, en un bien estimulante y benéfico para el conjunto de la sociedad, exigiendo que cada uno aprenda a proyectarse, abandonando el aquí y el ahora. El tiempo es mañana, porque el presente ha de ser de “planificación,” de cálculo, conducente hacia objetivos y metas, considerando como “conveniente”. Se debe tener centrada la mirada, en primer lugar, en “los costos y beneficios,” en “el logro de productos,” todo ello, a “la luz” de “la oferta y la demanda”, así como de otras leyes de mercado. Nos convertimos en productos. Más o menos rentables, de duración definida, de mayor o menor demanda. Qué lo tuyo qué lo mío: un reencuentro con lo holístico Un paradigma holístico, del griego “holos” (total), ha venido cobrando fuerza en el propio Occidente. Este se caracteriza por considerar a cada elemento de un campo como un evento que refleja y contiene todas las dimensiones de dicho campo, en la metaforización de un holograma (Weil 1990). Para los griegos, Gea representaba a la diosa “Tierra”, de allí que el escritor William Goldin, sugiriera a Lovelock llamar así a su hipótesis “Gaia”. Según ésta, el conjunto de los seres vivos de la tierra, desde las ballenas a los virus, de los robles a las algas, puede ser considerado como una entidad viviente, capaz de transformar la atmósfera del planeta para adecuarla a sus necesidades globales, y dotarla de facultades y poderes, los que excederían con mucho, a los que poseen sus partes constitutivas. Esta concepción de la tierra, como un ser vivo, con capacidad de generar un estado de homeostasis recurrente, a fin de preservar el equilibrio global del planeta, sería una versión contemporánea de la concepción de “Madre Naturaleza” presente en muchos pueblos indígenas. Allí lo sentimental y lo emotivo son aspectos contitutivos incluidos en la mirada y en la relación que se establece con el medio. Denominar “Madre” al conjunto, implica reconocerse como parte de una totalidad, facilitando y estimulando relaciones vinculares, las cuales tienden a adquirir una fuerte relevancia. 6 Vemos aquí un rastro, una huella del “ethos comunitario”. En la revista Kürrüf Newentüaiñ, “Voz de la Tierra que habla en el Viento”, elaborada por el colectivo mapuche del mismo nombre, se distingue la visión occidental de la mapuche. En la primera, el hombre se comprendería a sí mismo “sobre la tierra, superior a ella, pudiendo ésta ser vendida, arrendada así como usurpada bajo cualquier método.” En la cosmovisión mapuche, el hombre “es parte de la Tierra”. La “che” (gente) se orienta en su caminar por la búsqueda de un vivir más armonioso, en equilibrio con ella, por constituir ella un elemento que compone su ser. El valor no radica, entonces, en la acumulación de riquezas, y el futuro mira siempre hacia la memoria para ir construyendo el presente. Vemos cómo concepciones holísticas pueden facilitar el rescate de la dimensión ética, dando con ello un sentido más profundo, un mayor compromiso con la humanidad con la preservación de la naturaleza, así como el establecimiento de una relación “revolucionaria” entre los hombres, animales y plantas, en una propuesta de vida integral, ideal que sin embargo, podemos encontrar ya, en el pensamiento presocrático. En nuestro continente, no es difícil encontrar voces que expresen este sentimiento en versos, como lo hace Atahualpa Yupanqui: “La partícula cósmica que navega en mi sangre es un mundo infinito de fuerzas siderales / Vino a mí tras un largo camino de milenios cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire / Luego fui madera, raíz desesperada / hundida en el silencio de un desierto sin agua / Después fui caracol, quién sabe dónde. Y los mares me dieron su primera palabra / Después la forma humana desplegó sobre el mundo la universal bandera del músculo y la lágrima…”Lo comunitario: senderos para un presente. Los análisis precedentes muestran que las ideas no son neutras. Ellas resultan dependientes del contexto donde se producen y a la vez influyen en éste de modos diversos. Si aceptamos esto, podemos pensar nuestra situación social más inmediata, en la cual resulta tarea pertinente e indispensable considerar los imaginarios presentes, para quienes hemos optado por el quehacer comunitario. Nuestra cultura se halla condicionada por la técnica, en la medida en que su poderío no sólo ha intentado dominar las fuerzas de la naturaleza, sino también la vida social. Los imaginarios que se han impuesto, a partir de la consolidación de los Estado nacionalee, están colonizando con afán homogeneizador el mundo social, mediante complejos manejos políticos e ideológicos. Las diferencias son consideradas, más bien como “problemas” que como mapas que orientan a descubrir nuevos significados. Entender la cultura contemporánea de este modo puede contribuir a reconocer e incorporar a la subjetividad, como parte de la comprensión de la realidad social, sin que se la juzgue, metodológicamente, como factor un perturbador. El hombre dada su condición de actor, no puede ser observado de manera neutra; por ello es necesario establecer una relación mucho más compleja que la enunciada por la ciencia clásica positivista. Los que actuamos como facilitadores comunitarios compartimos esta complejidad, puesto que formamos parte de ámbitos y dimensiones socioculturales, en nuestro tránsito por comunidades diversas. Si quedamos apresados en ideas reductivas y/o idealizadas de comunidad, esto puede dificultar la visión de que somos parte de un proceso desde el cual emergen propuestas con nuevos y viejos acentos. En ellas el énfasis pareciera orientarse más a la búsqueda y construcción de lo vincular, lo afectivo, de la colaboración, y del diálogo. Hemos ido perfilando, de modo colectivo, el trabajo comunitario que queremos. Este se basa en el modo cómo vemos y valoramos a las personas: integrales, capaces de crear estrategias de vida, con potencialidades, reconociendo, a la vez, como procesos de construcción relevantes: los afectos, compromisos, confianza, conversación, horizontalidad, presencia y acompañamiento, sensibilidad, y crítica de lo establecido institucionalmente. En nuestra experiencia comunitaria nos hemos reconocido como parte de un espacio por construir y significar. Esto se ha facilitado por una resignificación de lo pedagógico, donde se intenta ir incorporando las síntesis personales y colectivas, estimulando así lo testimonial en cada uno de los talleres de formación. Aun cuando lo transdisciplinario viene siendo un desafío de difícil tránsito, el esfuerzo por hacer este camino ha hecho posible, entre sus primeros frutos, asumir una perspectiva crítica frente a las dificultades y desafíos que plantea el trabajo comunitario.Uno de sus supuestos ontológicos ha sido el de ir aprehendiendo al ser humano como constructor de conocimientos sobre la realidad, así como un permanente intérprete de realidades complejas y dinámicas. Por tanto, el equipo, de modo cooperativo, ha diseñado aproximaciones de trabajo desde las singularidades que lo configuran; vale decir, consciente que en esto inciden, desde las historias de vida personales, experiencias disciplinarias de formación, así como posicionamientos teóricos particulares, que en consecuencia, han venido orientándose más a lo ecléctico, que al sesgo ideológico - disciplinario. En este proceso, el reconocimiento del “sí mismo” ha sido un facilitador para comprender al otro; no desde una condición de “sujeto anómico,” “carenciado,” “beneficiario”, como suele entenderse desde lo institucional, sino abierto a un conocimiento - que pensamos - debiera surgir como resultado de una experiencia construida entre sujetos/personas, en interrelación e intersubjetividad. Entendemos a las comunidades, como sistemas dinámicos y complejos, contenedoras de realidades múltiples, por ello hacemos hincapié en que no existe un solo modelo de desarrollo local, aplicable a todos los contextos. Esto impone al quehacer comunitario, una perspectiva tal, que junto al asumir una actitud ética, incorpore como parte sustancial de ella, el reconocimiento a la experiencia histórica y sociocultural que la configura, tanto en su singularidad, como en las redes sociales, intra y extra comunitarias, al ser ambas dimensiones, que a su vez, la conectan con otras realidades. Nos parece entonces, que situar el trabajo comunitario, desde la perspectiva del reconocimiento y valoración a un vasto caudal de bienes sociales contenidos en la comunidad, permitiría reconstruir y fomentar dinámicas de organización local. Esto podría, contribuir a promover una canalización de argumentos y medidas propositivas hacia las autoridades, con relación a las necesidades llamadas, tanto reales como sentidas. Pensamos que la diferenciación, en este marco clasificatorio, debiera encontrar un espacio donde el facilitador comunitario colabore en favorecer un proceso reflexivo y esclarecedor, el cual permitiera una distinción desde las propias personas involucradas. Esto, si realmente queremos que el sentido comunitario, se vea fortalecido en la ejercitación de iniciativas autónomas, de acuerdo a las propias motivaciones de las personas. Al respecto, consideramos como uno de los mayores obstáculos, que entrampa y suele dificultar el trabajo comunitario, consiste en lo que hemos llamado “el imaginario proyectivo”. Etimológicamente, la palabra “proyecto” proviene del latín “proeiectus”, lo que implica ir “hacia delante”. Esto requiere ajustar “estrategias” a “los objetivos”, asumiendo una “actitud proyectista”, y no pocas veces llegando a contravenir y contraponer los ritmos comunitarios. La comprensible aspiración profesional, por promover y lograr “la participación comunitaria”, puede convertirse en una obsesión en la búsqueda de “resultados”, para dar cumplimiento a las instituciones, y puede llegar a constreñir seriamente la disposición primera de alcanzar una coherencia metodológica de trabajo. El eje que suele articular la temática referida a la “calidad de vida” y su “mejoramiento” se relaciona con lo ya planteado. Este argumento aparece explícito o implícito en todos los proyectos llamados de “intervención social”, y que suele tener como trasfondo, el tema del “desarrollo”, actualmente focalizado en lo que se denomina “desarrollo local”. En este marco, y de manera reciente, nuevos modelos conceptuales y también de intervención social, han venido a interpelar una premisa que, de modelo interpretativo de la realidad, estaría pasando a convertirse en una finalidad en sí misma. Otro señalamiento que estimamos pertinente alude a lo que se entiende como “actores sociales”. Dicha categorización es actualmente recurrente, no obstante, se suele omitir el hecho que la condición de tal ocurre no sólo cuando se es “escuchado” (beneficio de la democracia formal), sino cuando se cuenta con “poder hacer” (espacio de una democracia real y plenamente participativa) Por tanto, pensamos que un diagnóstico auténticamente participativo debería mostrar cuales son los espacios reales que estarían permitiendo la constitución de “actores sociales” o “sujetos de derecho”. Reiteramos aquí la importancia de generar y/o potenciar espacios de reflexión, en los cuales un autodiagnóstico puede llegar a generar miradas más abarcadoras de la propia realidad. Para realizar lo expuesto es preferible emplear la metodología eminentemente cualitativa, por ser la que mejor logra dar cuenta del “proceso de vida” de las personas o sujetos sociales. Ella nos permite profundizar en el sentir de la gente, generando a la vez, un espacio formativo, puesto que considera a cada miembro comunitario como un potencial participante activo de su propia cultura, y responsable directo de los cambios culturales a los que colectivamente pudieran aspirar. La consideración de la “calidad de vida” y su “mejoramiento”, como eje articulador de la temática comunitaria, desde la perspectiva del “desarrollo”, nos exige mantener una mirada social, tanto macro como micro. Esto es particularmente válido si consideramos que el predominio de la lógica de mercado, que hace de la de la competitividad el único y legítimo mecanismo de logros, no pocas veces induce a la “negación del otro”, y genera un conflicto de racionalidades. Esto, no sólo complejiza el trabajo comunitario, sino que puede desviar los mejores propósitos. Una propuesta que resulta de particular interés es la del colombiano Juancarlos Gamboa, historiador de vasta experiencia también en el tema comunitario. Este autor señala que es necesario distinguir entre las orientaciones implicadas en la perspectiva del “desarrollo” y la que señala como “Plan de Vida”: “ pese a la apariencia [compartida de] ambas posturas teórico-metodológicas”, éstas “no sólo son bien diferentes, sino que llegan a excluirse mutuamente”, puesto que “la diferencia fundamental estriba en que, mientras la primera se funda en el desarrollo –al que usualmente acompañan con calificativos como sustentable, sostenible, participativo, desde abajo, alternativo, endógeno… o, al que anteponen los prefijos de etno o eco-, la segunda, parte de un crítica estructural y profunda a la noción misma de desarrollo, intentando desnudar las consecuencias perversas que ha traído para las culturas no occidentales, y los ecosistemas en que perviven” (Gamboa 1999). Por el contrario, enfatiza el autor, “Los Planes de Vida [serían] la estrategia privilegiada que tienen los pueblos indígenas para plantear alternativas al desarrollo, desde sus cosmovisiones particulares.” De este modo, “los Planes de Vida apuntan a garantizar el devenir y la pervivencia de los pueblos indígenas en consonancia con sus opciones civilizatorias propias” (Ibid). Siguiendo el ritmo de esta reflexión, constatamos no sólo desde lo teórico, sino también desde la práctica, que el quehacer comunitario está tensionado en múltiples aspectos. Más aún, si aceptamos que el ser ciudadano, no se reduce sólo a tener cédula de identidad o “estar conectados.” Este “mundo de la globalización” y de internet, actualmente, sorprende a muchas comunidades sin haberse apropiado de éste y otros espacios. Sin contar, tampoco, con elementos adecuados para construir un verdadero espacio de intercambio y traspaso de información, así como de una participación orientada hacia demandas colectivas. Lo que resulta más grave todavía, es que muchas comunidades e incluso pueblos, no consideran dichas demandas como legítimos derechos a incorporar en sus proyectos de vida. Finalmente, y como miembros del género humano, cabe preguntarnos entonces, ¿Cuál es el tipo de “comunicación” se está “globalizando” hoy? ¿Acaso el de no saber escuchar? ¿El de no expresar emociones, sentimientos, afectos? Pensamos, que quizás hoy, podría aparecer como mucho más lejano el sueño de construir un mundo mejor, pero esto bien podría revertirse si nos esforzamos por comenzar a respetarnos en el cotidiano, y hacer de la diversidad una mirada clave del trabajo comunitario. Queremos finalizar como empezamos, dando continuidad a este ejercicio de reflexión y escucha. Que la voz de Rigoberta vuelva entonces a retomar la palabra para orientar los pasos del sendero: “Los convoco, en fin, a continuar ocupando, con dignidad y sentido propositivo, los espacios ya abiertos en el debate internacional y a abrir otros nuevos, en todos los ámbitos de nuestras actividades y preocupaciones. Aprovechemos este maravilloso instrumento de la tecnología para multiplicar nuestros intercambios y busquemos los recursos y oportunidades para ampliar, tanto como nos sea posible, la comunicación y la participación de nuestras organizaciones y comunidades” (menchu 2001). Como ya decíamos, la institucionalización del neoliberalismo, como modelo único de crecimiento económico ha generado un clima de soledad y desamparo. La universalización monologizante ha dificultado la construcción de un mundo más justo, reduciendo el sentido de la existencia a la libertad de consumo como un único satisfactor, sin dar respuesta a búsquedas y necesidades más constitutivas de lo humano, como la necesidad del vínculo, de la solidaridad, del compromiso, de la imaginación, de la creatividad y la esperanza. Desde una perspectiva holística, nos propusimos escuchar voces del “sentido común” y de lo “docto”, que expresan percepciones y sensibilidades individuales y colectivos, en un ámbito comunitario, donde el habla se sitúa en la experiencia cotidiana. En este ejercicio encontramos voces cuyas narrativas testimoniales, nos convocan a reflexionar los imaginarios que rondan esta entrada de milenio, aciaga e incierta, reduciendo lo identitario a una lógica de guerra entre lo propio y lo ajeno. Finalizamos este ensayo compartiendo algunas reflexiones desde nuestra propia experiencia en lo comunitario, frente a lo que estimamos como una realidad emergente que buscaría la incorporación de viejos y nuevos significados, reelaborando imaginarios más adheridos a las necesidades humanas, gestando nuevos modelos participativos y de encuentro comunitario. Notas1 Rose Broggsitter, en entrevista con motivo de la Feria Artesanal, Parque Bustamante, Santiago de Chile, 1997 2 Mediante el término “transcripción”, James Scott (1990) expresa las críticas al poder, haciendo dos distinciones: La “transcripción oculta”, aquella que ocurre en privado y como “transcripción pública”, la que se manifiesta en abiertas acciones contrarias a las relaciones de poder. (Cit. por Kottak 1994: 455- 456). 3 Juan, un trabajador tras haber sido despedido de una empresa en Santiago, escribe una carta “para Amigos y Colegas”. 4 “Orden y Caos Prensa Científica” Introducción de Fernández A. Rañada, Libros de Investigación y Ciencia. Universidad Complutense de Madrid, 1997. 5 “Bombardeo de La Moneda” de Mario Toral, pintura mural en la Estación “Universidad de Chile” del Metro de Santiago. 6 Joseph Van Kessel (1993) describe al pueblo andino, fiel a sus raíces y cristianizado por la fuerza, el que expresa en el culto a la Virgen, Madre Universal de los cristianos, una re-creación del culto a la Pachamama, Madre Universal de los pueblos andinos, aceptando la confrontación del mito de la modernización y el progreso que invade el Altiplano; sin embargo, preservando la sacralidad y ritualidad productiva, resistiendo de esta manera a lo que llama “la despachamización de la tierra”.

Bibliografía
(VA EN UNA PAGINA NUEVA)- Berman, Morris (1992), El reencantamiento del mundo, Edit. Cuatro Vientos, Santiago de Chile. - Breindenbach J. e Ina Zukrigl (2000),“Modernidades paralelas. Diálogo de las culturas” en Revista Deutschland de política, cultura, economía y ciencias jurídicas N°3. - Fernández, Antonio (1997), Orden y caos en la prensa científica (Introducción), Universidad Complutense, Madrid. - Chimal, Carlos (1993), “Vidas paralelas” en Revista Sacbé VI, México D.F. - Gamboa, Juancarlos (1999), Una aproximación teórica a los planes de vida de los pueblos indígenas, Dirección General de Asuntos Indígenas, Ministerio del Interior, Bogotá. - Gergen J. Kenneth (1991), El yo saturado, (cap.2), Edit. Paidós, Barcelona, 1992. - Gruzinski, Serge (1991), La colonización de lo imaginario. Sociedades indígenas y occidentalización, Edit. FCE, México D.F.. - Kottak, Conrad Phillips (1994), Antropología. Una Exploración a la Diversidad Humana, Ed. Mc Graw-Hill, Barcelona. - Krenak, A. (Coordinador de las Naciones Indias de Brasil (1992), “Intervención”, en Encuentro sobre educación y cultura, Estado de Minas Gerais. - Menchú, Rigoberta (2001), “Seguimiento de la Conferencia Mundial contra el Racismo” (video- conferencia), Seminario electrónico del Semanario Inchalá Nº 131, Uruguay, inchala@internet.com.uy - Nemeth-Baumgartner, Antonia (1993), Macrometanoia, Edit. Sudamericana, Santiago. - Prigogine, Ilya (1996), El fin de las certidumbres, Ed. Taurus, Madrid. - Rifkin, Jeremy (1990), Entropía: hacia el mundo invernadero, Edit. Urano, Barcelona. - Rosaldo, Renato (1989), Cultura y verdad. Nueva propuesta de análisis social, Edit. Grijalbo, México, 1991. - Scott, James (1990), (cit. en Kottak, Conrad Phillips 1994). - Van Kessel, Joseph (1993), Cuadernos de Investigación en Cultura y Tecnología Andina N° 6, Cidsa, Lima. - Weil, Pierre (1990), Holística. Una nueva visión y abordaje de lo real, Edit. Palas Athena, San Paulo.




--------------------------------------------------------------------------------
* Profesoras de educación media, diplomadas en “Formación transversal en gestión comunitaria y desarrollo local”, y egresadas de Licenciatura en Antropología Social en la Universidad Bolivariana. ** Este ensayo obtuvo el primer lugar del Concurso Comunitario Luis Weinstein, organizado por la Universidad Bolivariana.

viernes, 11 de julio de 2008

De la Cultura, el Misterio y la Política






¿Qué es primero: La Política o la Cultura?

Sería como preguntar que aparece primero: Una comunidad humana o el Estado?

Queda claro aparentemente...Que la Comunidad Humana es natural. Surge cuando surge algun clan y posteriormente, una tribu.

La Cultura, es la forma en que ese clan se expresa, convive, se explica a sí y explica su mundo. Juegos, alimentacion, danzas, arte, hábitos, moralidad, lo Sagrado... todo forma parte de la Cultura. Y la política, entendida como la lucha por la existencia de esa comunidad... COmo la forma concreta de organizarse... Viene despues. Viene de la conciencia de sí misma. Viene de sentirse parte de un todo.

Es por eso, que nuestra Revolución debe enfocarse en eso: Mas que una lucha política, debemos darle una orientacion correcta a la Revolución Cultural.

Oponernos a la Modernidad suena grato a los conservadores. Sí, nos oponemos a la Modernidad y al Progreso. A esa modernidad sustentada en la depredación y en el consumo sin limites.

Nos oponemos a la idealizacion irracional de la "libertad" individual.
Por supuesto, que nos oponemos a los Conservadores, a la Reaccion, a los amantes del confort y el status quo.

No podemos estar mirando calladamente como se pudre el mundo de la mano depredatoria de los "liberalismos" apasionados con su "modernidad". La vorágine de las teconologías basadas en el uso agotador de los biocombustibles, de agotar las reservas naturales con justificaciones economicistas.

Y veamos: ¿Que son los conservadores? Pues personas que disfrutan esa modernidad, pero reclaman dos o tres reglas morales mas y menos "revoltosos" en las calles. Pero de ahi en mas... Es lo mismo: justificar la sociedad del confort actual.

Esta es la razón de que nos sea tan claro condenar a los "progresistas" y a los "conservadores".

Nosotros replanteamos algo diferente:

Proponemos nada mas y nada menos que la Comunion.

Ya en la filosofía del Viejo Anahuak se decía que el ser humano tenía que mantener sanas sus Cuatro Relaciones:

  • Consigo mismo
  • Con los otros seres humanos / Polaridad Femenino-Masculino
  • Con la Naturaleza
  • Con lo Sagrado

Estas Cuatro Relaciones curiosamente las describe Paulo Freire tambien, al definir la naturaleza del Ser Humano.

Y en la Filosofía de la Syn Arké, es lo mismo: la armonía, el equilibrio, el orden... El Origen Fundamental. ( Ver: Otra lectura etimológica de "Sinarquismo").

Probablemente, algun conservador se frote las manos y diga: ¿Lo ven?: Los Sinarquistas Si hablan de Religion.

Y los liberales lo mismo pero con cara de espanto: Sí, inquisidores malditos, teócratas.

Ambos bandos pierden el sentido de lo que significa Lo Sagrado. Se los explicaremos:

La Cultura de una Comunidad le lleva a profundizar en sí. Preguntarse por la vida, la muerte, la alegría, el dolor...

Las Comunidades Humanas, cuando se dan espacio y tiempo para preguntarse ésto, tambien se dan tiempo de dialogar, de diseccionar... de meditar y de ir más allá de lo cotidiano. Esto es tan diverso, como comunidades humanas han aparecido. Así, aparecieron las primeras religiones ligadas a la Naturaleza: sus fenómenos, sus simbolos, sus relaciones. La Religion, pues, es como la envoltura de una Tradicion Espiritual.

Lo Sagrado, es aquello que la Tradicion considera esencial, primordial, base para explicarse y explicar el mundo.

Lo Sagrado tiene otro nombre: El Misterio. Dice una inteligente escritora pagana, que el Misterio es para vivirse, experimentarse,no necesariamente entenderse. Tiene razón.

Vivir, el primer misterio, el primer acto esencialmente sagrado. Nacer, crecer, aprender, convivir, amar, fusionarse en el acto sexual, aprender, observar el mundo y meditar, compenetrarse de la vida de la naturaleza, respirar, morirse...

Todo es Sagrado. Todo lleva en sí su carga de Misterio.

Claro, para ciertos cientificistas, el Misterio se explica con tres probetas y un buen programa informático.

Lo liquidan con una arrogancia increíble. Como si saber que el Sol está fuera de la esfera terrestre nos explicara su origen y su existencia. Sin embargo, ya es otro tema. Regresemos:

La Cultura que reivindicamos tiene que ver con el Hecho de Ser Comunidad.

Retornar al Origen. Al Clan, a la Familia, a la Comunidad. Sanar las Cuatro Relaciones. Pero permitir el surgimiento de una Cultura "nueva": Volver a la Comunion. A la sinarké - Armonía.

Esa es la Revolucion que planteamos:

Recuperar la Relacion con uno mismo significa hacer un hombre y mujer capaces de reflexionar, meditar, pensar, discernir.

REcuperar la conciencia de la polaridad femenina-masculina de la humanidad. Recuperar la conciencia de ser interdependientes, dialógicos.

Recuperar la Relacion con la Tierra. No depredarla, no consumirla, no envenenarla, no usarla. Habitarla y nutrirla, sanarla y atenderla.

Recuperar el Sentido de lo Sagrado, del Misterio. Fascinarnos ante la Realidad, dejarnos seducir por la belleza, recuperar el "lenguaje de los pájaros", hudirnos en la filosofía esencial, apasionarnos por la Sabiduría, encantarnos con la magia de lo natural y besar incluso la Vida.

Penoso para el "progresismo" industrial e individualista. Penoso para el conservadurismo apático, miedoso y manipulador.

Propuesta... quizás interesante, para quienes han intuido que la Identidad Cultural es mucho más trascendente que la bolsa de valores, o para quienes sospechan que el individualismo y la anarquía ética solo perpetúan el caos y la indolencia. O para quienes suponen que el Misterio nos rodea y nos desafia a seguirlo.

Pero éste manojo de reflexiones lo empezamos con la pregunta:¿Cultura o Política?

Dejo al lector su propia respuesta. Yo me quedo meditando en que si una Comunidad Lucha por su existencia y se organiza ( Política) es porque antes, tuvo conciencia de ser un Colectivo, con un destino y con relaciones éticas, vivenciales ( Cultura).

Tenamaxtli Mercado

domingo, 6 de julio de 2008

Curso de Mitología y Tradicion Céltica


El Centro de Estudios Sociales ha recibido la siguiente invitación en Guadalajara. Este evento nos parece sumamente importante para el conocimiento REAL de la Tradición Céltica.

Les solicitamos a las y los Camaradas darlo a conocer en todos los Medios.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Por este conducto quiero invitarlos a un curso que voy a impartir en el Ex Convento del Carmen a partir del próximo jueves 7 de agosto. (Av Juarez y 8 de Julio, Zona Centro, Guadalajara).

Tiene una duración de 12 sesiones semanales (3 meses) de dos horas cada una, de 18:00 a 20:00 hrs.

Anexo cartel publicitario y abajo el contenido temático. Al final del correo incluyo mis direcciones personales para más informes e inscripciones.

Un abrazo,

La Poética Celta

a través de la Mitología , la Literatura y la Tradición



La literatura celta se nutre (y nos nutre) del conocimiento de la naturaleza, de fantasía, de épicas y hechos fabulosos, de estética. Cubre los temas: el amor, la muerte, la religión (tanto cristiana como pagana) en tanto que recurso literario, la naturaleza (clima, paisaje, reinos vegetal y animal, los elementos), con una visión que difiere de la mitología nórdica que le es cercana, y de las mitologías griega y romana, con quienes comparte el dominio de la cultura occidental.


Objetivos del curso:


Dar a conocer, a escritores e interesados, la Cultura Celta que tanto cuidado puso en la palabra, primero oral y después, con el advenimiento del cristianismo, escrita. Su mitología y literatura son ricas en matices y lenguaje poético.

Proporcionar las bases de una poética cuya cosmovisión ha dado una peculiaridad a la cultura de las naciones celtas modernas y por extensión a quienes les es dado conocerlas.

Estimular el interés por la mitología de otras culturas, aportando con este curso el conocimiento de al menos una de ellas, y que abarca los territorios de Irlanda, Escocia, Gales y Bretaña.



Contenido temático:

Módulo I - El mundo celta
1ra. Sesión Mitología Celta, su contexto histórico
y
La tradición bárdica y los escribas monásticos (opcional a material de apoyo)
2da. Sesión Bases para una Poética Celta
3ra. Sesión La Naturaleza en la literatura celta
4a. Sesión El Tiempo en la cosmogonía celta

Módulo II – La literatura de los celtas
5a. Sesión Inspiración y profecía poética de los bardos celtas
6a. Sesión Los Reinos Feéricos
7a. Sesión Los Viajes Fantásticos, llamados Immrama
8a. Sesión El Amor en la mitología celta
y
Los Tres Cuentos Tristes de Irlanda

Módulo III – La tradición de los ancestros
9a. Sesión El Pozo de la Sabiduría
10a. Sesión Tríadas Celtas y la importancia del 3
y
Los “Carmina Gadelica” o la tradición oral en Escocia
11a. Sesión El Alfabeto de los Árboles
12a. Sesión El Caldero de la Poesía
y
Conclusión


Mas informacion con los organizadores:

gaelalorca@hotmail.com

gaelalorca@gmail.com

jueves, 3 de julio de 2008

“Amanezco hoy, Por la fuerza del cielo, La luz del sol, El esplendor del fuego, El resplandor de las llamas, La velocidad del viento, La rapidez del rayo, La firmeza de la roca, La estabilidad de la tierra, La profundidad del mar. Amanezco hoy, Por la fuerza secreta y divina que me guía” (Oración Celta)



Tras una noche de golpear las armas contra los escudos, de gritos, canticos y tras beberse cantidades ingentes de licores preparados por los druidas, los celtas se preparaban para seguir a su caudillo rumbo a la batalla. La casta militar celta después de hacer los ritos de purificación y haber orado con los druidas alzaba sus largas espadas y lanzas para lanzar una salvaje acometida contra el enemigo. No empleaban el arco porque consideraban que matar a un enemigo a distancia era un acto de cobardía.El caudillo iba el primero, seguido por la nobleza militar y después el ejercito. Contemplándoles estaban los druidas orando por ellos y preparando ungüentos para los heridos. Iban desnudos al combate como símbolo de pureza, y su objetivo era cortarle la cabeza al enemigo. Creían que en la cabeza residía el alma humana y quien la cortaba adquiría su fuerza, convirtiéndose así en un guerrero superior. Las cabezas cortadas eran sus más valiosos trofeos y después de embalsamarlas con aceite de cedro las exhibían orgullosamente durante generaciones. Las que consideraban de menos valor las empleaban en hacer decorativas ornamentas para los cuellos de los caballos.El gran manejo en la caballería y los carros de combate les reporto una gran ventaja en sus guerras. Las tácticas de caballería celta eran muy sofisticadas, disparaban jabalinas sobre el enemigo y retrocedían, atacándolo luego mediante cargas controladas concentrándose en un mismo lugar para romper las filas enemigas.Valor, coraje y honor era la ideología de estos guerreros que jamás sobrevivían a su caudillo, ya que juraban seguirlo en la victoria y en la derrota. Desaparecidos como pueblos en Europa ante el avance romano estos formidables guerreros se convirtieron en mercenarios de gran reputación.“Amanezco hoy, Por la fuerza del cielo, La luz del sol, El esplendor del fuego, El resplandor de las llamas, La velocidad del viento, La rapidez del rayo, La firmeza de la roca, La estabilidad de la tierra, La profundidad del mar. Amanezco hoy, Por la fuerza secreta y divina que me guía” (Oración Celta)


Abuela Nuestra, Guardiana de las Tradiciones,
Navegante poderosa rompiendo los azules firmamentos
Signo de Liberación, Signo del Espíritu Fundamental,
Ave cazadora, guerrera, mística, poeta
Águila Nuestra mexicana.
Rompiendo la uniforme eternidad del Altísimo Firmamento,
En Wirikuta,
Gritando la ruta del Mexikaniztli, del Toltecayotl, de la Sinarquía,
Águila Abuela Nuestra,
Símbolo y Mito,
Rasadora, destructora de inmundicias, Hermana Nuestra, Abuela Nuestra,
Águila del México Soberano y Eterno en que aprendimos a creer.
Águila Potente, pugnando con la memoria, que se oscurece,
Quetzalcoatl en pugna con Tezcatlipoca,
El Verdadero Rostro, la luz del Espíritu que se manifiesta,
La Guerra Sagrada , Águila Hermana Nuestra, Abuela Nuestra